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ESAÚ

(La gran novela sobre el yeti)

Phillip Kerr

Barcelona, Planeta, 200, 540 p.

Es una novela que se lee con mucho interés, tanto por el tema – un poco alejado ya del interés del público actual – como por la trama. Los escenarios son impactantes: el Santuario del Annapurna en pleno Himalaya, rodeado de picos que sobrepasan los ocho mil metros, con sus condiciones climáticas extremas. La trama principal se desarrolla alrededor de la persecución y captura del yeti, un antropoide que vive escondido en aquellas regiones remotas. La expedición la conforman la antropólogo Stella Swift, el gran escalador Jack Furness, pareja romántica de la novela; además, una serie de científicos de varios tipos: una doctora, un zoólogo especialista en primates, un climatólogo, un antropólogo nuclear, un fotógrafo y varios sherpas, capitaneados por el valiente Hurké Gurung. Jack ha tenido un accidente en la subida de una montaña prohibida, pero ha descubierto un cráneo especial y se lo lleva a Swift, que se entusiasma con el hallazgo y piensa que cambiará la visión científica sobre los antropoides. Pero el cráneo no es fósil, sino reciente, y eso es lo que impulsa al grupo a realizar la expedición, en búsqueda de ejemplares vivos que correspondan al cráneo encontrado.

Es un momento de tensión fuerte entre la India y Pakistán, que se amenazan con bombardeos nucleares, pero que han interpuesto una tregua de tres meses. El grupo sólo dispone de ese tiempo para realizar su propósito. La trama se va complicando, las relaciones entre los miembros del grupo adquieren un sesgo imprevisto, especialmente cuando descubren la guarida de los yetis. El climatólogo es en realidad un miembro del Pentágono que busca descubrir e inutilizar un satélite de espionaje, cargado con isótopos radioactivos, que creen se extravió en esos parajes y podría caer en manos de los chinos. En la región habitada por esos antropoides ha caído efectivamente el satélite y peligra su habitat… Se suceden las aventuras, algunas narradas con excelentes recursos para mantener la tensión. El final es benigno, todo se compone, mueren los que tienen que morir, menos alguno que se atraviesa en el camino de las balas, y se salvan los que  tenían que salvarse, como en toda película normal made in USA.

El despliegue de conocimientos científicos y tecnológicos que muestra el autor es apabullante, a veces excesivo. La antropología, la climatología, la genética, los satélites espaciales, las técnicas de escalada y sus implementos: todo está previsto, todo se desenvuelve como en la mejor película de ciencia ficción. Los personajes caen bien, algunos demasiado esquemáticos, como el del falso climatólogo Boyd, antagonista de la obra. Hay un personaje interesante, Swami Chandare, especie de santón de las nieves, hombre religioso, en perfecto dominio de su cuerpo y de su espíritu, cuidador del santuario de los yetis, y que pone un toque religioso místico dentro del agnosticismo de los protagonistas. Por fin, el yeti hembra, Rebeca, capturado y estudiado y vuelto a liberar. Todo un conjunto de personajes y situaciones que convierten desde luego a esta novela en algo original y atractivo, aunque tenga los defectos anotados.

Diciembre 2001

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