EL RABINO
Noah Gordon
Barcelona, Ediciones B., S.A., 7ª ed. 1994 (1993), 606 p.
La historia del rabino Michael Kind, radicado en Massachussets desde varios años atrás, casado con Leslie, una mujer buena, convertida al judaísmo por amor, y dos hijos sanos y normales, una niña de 8 años y un varón de 16. La infancia de Michael estuvo marcada por un abuelo judío de ortodoxia rígida, emigrado desde la lejana Besarabia en 1925, donde los judíos tuvieron que soportar tiempos de persecución y matanzas, y de donde muchos emigraron. Isaías Rivkind, hombre de barbas enormes, nariz de águila y ojos penetrantes, el zaydeh, sólo amaba en su familia al niño inquieto y afectuoso que luego se convertiría en rabino. La transformación del apellido, que pasa de Rivkind a Kind, es la adaptación que busca el padre de Michael para hacer más próspero su negocio, pero significa una ruptura con la tradición que marcará distancias definitivas con el abuelo.
La novela describe la infancia de Michael, su adolescencia y primer amor por una muchacha tímida y muy bonita, a la que conoce cuando se va de la casa al terminar la secundaria para ganarse un dinero antes de empezar la universidad y emplearse como ayudante de cocina en un hotel. La descripción de la relación entre adolescentes que se establece entre ambos es de lo mejor logrado en la novela. Pero muere el abuelo y Michael tiene que regresar a la casa. Nunca más volverá a ver a su primer amor, con el que no hubiera prosperado la relación de todas formas, por no ser ella judía. El padre de Michael vive de una empresa de fabricación de fajas que espera herede el hijo, pero Michael, todavía influenciado por el abuelo, quiere hacerse rabino. Durante los estudios conoce a Leslie, se enamoran, y ella renuncia a su religión metodista para casarse con Michael.
La historia sigue con los recorridos por toda la geografía norteamericana que va haciendo la pareja, enriquecida pronto con un hijo, buscando una congregación judía donde establecerse, que sea piadosa y que les proporcione lo suficiente para vivir del oficio. Terminan por volver a su región natal en el nordeste.
En el trasfondo de la novela se debaten dos concepciones del judaísmo, la más rígida, ortodoxa y tradicional, y la más adaptada a las circunstancias de la vida moderna norteamericana, que no reza en la sinagoga tres veces al día ni pone tanto empeño en celebrar las fiestas con escrupulosidad. El autor quiere ser un testigo imparcial, sin decantarse por ninguna de las dos tendencias. Su conocimiento del mundo judío es grande – hay una explicación al final de la novela de los numerosos vocablos técnicos que van apareciendo. Su visión de otras religiones es amplia, benévola, buscando puntos de apoyo entre todas. Este es tal vez el principal valor ideológico que se transmite a través de la narración.
Un estilo fluido y natural, sin alardes literarios inútiles, permite asistir a la acción como si se estuviera ante una gran pantalla. Por algo Gordon se ha convertido en un bestseller notable, porque presenta la vida tal como es, con bastante realismo y un punto de poesía.
Febrero 2002