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FALSA IDENTIDAD

Lisa Scottoline

Barcelona, Grijalbo Mondadori, 2001, 498 p.

Como todas las novelas bien narradas que tratan de juicios que involucran pena de muerte por asesinato, la tensión va subiendo a medida que se van conociendo los pormenores del hecho y de los acusados. Estos pormenores van apareciendo en la trama que se va desarrollando paralela al juicio, de forma que éste parece por momentos una anticipación de lo que está ocurriendo o va a ocurrir en los debates. Bennie Rosato, abogada, mujer brillante, a quien temen los policías porque descubre sus trapisondas y les ha ganado varios juicios, tiene entre manos un caso muy difícil, el de una mujer que asesinó a un policía que era su amante. Rosato está convencida desde el principio de que hay gato encerrado en todo el asunto, de que Alice Connolly, su defendida, es inocente de lo que se le acusa, aunque no está en la cárcel gratuitamente ni mucho menos. La tensión narrativa sube cuando se va viendo que Alice escogió a Bennie como abogada defensora no sólo porque es muy buena, sino porque son hermanas gemelas, aunque Bennie no lo sabía y se resiste fuertemente a creerlo. Las pruebas de ADN así lo demostrarán, pero ya para entonces el juicio habrá terminado y será demasiado tarde para Connolly… Mientras tanto, Connolly no le facilita en nada la tarea a la única que la puede salvar, no le proporciona información que sería salvadora para ella, pero inculpadora para otros que la están amenazando.

El juicio se va desarrollando sin que Rosato tenga más apoyo que su intuición y su audacia. El fiscal del Estado presenta pruebas de la culpabilidad de Alice que parecen imposibles de refutar, pero Bennie las va debilitando, y se gana a un jurado que no parecía al principio muy a su favor. Un ex policía ayuda a la abogada a descubrir en la calle complicidad entre policías y narcotraficantes, que se valen de las apariencias para inculpar a Connolly por el asesinato de su amante y tapar así su negocio delictivo. Un final sorpresivo, en el que interviene el padre de las gemelas, a quienes había abandonado al nacer, da razón al novio de Bennie: la familia no está constituida por los que tienen vínculos de sangre, sino por aquellos que uno elige como compañeros de vida.

La narración es rápida, como corresponde a la tensión de la trama. Los personajes están bien presentados. Además de los ya mencionados aparecen el juez, personaje ambiguo, con un pasado sin embargo irreprochable; el fiscal, discapacitado por un accidente y casi siempre triunfador; las abogadas ayudantes de Bennie, su apoyo imprescindible, incansables, eficientes; Lou, el ex policía, que va a jugar un papel importante en toda la trama, honesto y atrevido; el padre de las gemelas, personaje extraño, que sólo aparece al final, aunque siempre virtualmente presente. Los ambientes de la cárcel femenina, sórdidos y amenazadores, demuestran que la única ley dentro es la que imponen la violencia y el dinero. El mundo del boxeo, al que se asoma una de las ayudantes de Bennie, forma parte del submundo de la delincuencia. Todo un mosaico de los bajos fondos, en los que se tiene que meter Bennie, y de los que saldrá triunfadora, aunque su vida cambie después del juicio.

Mayo 2002

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