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EL SÉPTIMO PAPIRO

Wilbur Smith

Barcelona, Emecé Editores, 1996, 502 p.

“Río sagrado”, la espléndida novela de los tiempos del faraón Mamosis, de la octava dinastía, tiene su culminación casi 4.000 años después en “El séptimo papiro”. El autor Wilbur Smith se pinta a sí mismo jugando un papel en esta última novela, como escritor que orienta con su escrito anterior a los buscadores de tesoros hacia el descubrimiento de la tumba. Hay enormes intereses económicos y de prestigio en llegar primero a la tumba y hacerse con sus tesoros. Varios coleccionistas de antigüedades con mucho dinero y pocos escrúpulos se traban en una contienda de rapidez y astucia. Los protagonistas son un inglés joven y rico, que apenas acaba de enviudar, coleccionista de antigüedades egipcias, y una mujer bella nacida en Egipto, pero de origen británico, experta en egiptología.

Comienza una acción apresurada contra obstáculos que parecen insalvables, siendo el más importante de ellos la astucia de Taita, el superdotado diseñador de la tumba, que la construyó en un lugar prácticamente inaccesible y que dejó difíciles claves para hallarla. Solamente las resolverá quien sea capaz de vencerle en una especie de juego de ajedrez en clave. El principal competidor de la pareja es el alemán Von Schiller, hombre maníaco y despiadado, una especie de reencarnación nazi, que ha montado toda una organización para hacerse con los tesoros. Para lograr su propósito no le importa el asesinato masivo ni el soborno de las más altas autoridades etíopes. La desigual competencia sólo tiene un punto a favor de los protagonistas: que ellos van siempre un paso adelante en los descubrimientos, aunque esa ventaja es rápidamente anulada por la red de espionaje que monta el alemán.

Las cosas se ponen cada vez más difíciles y exigen más iniciativa y riesgo. Ya parece que triunfarán las fuerzas del mal, mucho mejor equipadas, apoyadas por los soldados de un coronel del ejército. La orografía casi imposible del terreno exige esfuerzos extenuantes, las bajadas por los rápidos del río Dandera, afluente del Nilo, quitan el hipo por su vistosidad y riesgo. El monasterio de cristianos coptos, que veneran una famosa reliquia sospechosa de ilegitimidad, pone una nota de horror por la carnicería que se desata en él. Son muchos los elementos que complican el relato y mantienen el suspense en el lector. La tumba es hallada por los “buenos”, después de realizar una gran obra de ingeniería, pero los “malos” les persiguen de cerca y están a punto de arruinar su esfuerzo. Los tesoros descubiertos superan grandemente los hallazgos más fabulosos en valor material e histórico. No cuento el final, un tanto inesperado, para no estropear una posible lectura.

Me gustó más “Río Sagrado”. En “El séptimo papiro” Wilbur Smith acumula aventura sobre aventura, llevadas al filo de lo imposible, de las que salen siempre bien librados los protagonistas. En cambio los antagonistas van sucumbiendo a finales desastrosos. El interés reside pues en la habilidad con que se encadenan episodios de máxima tensión.

Los protagonistas muestran una cierta complejidad en sus caracteres, lo cual da interés a la trama, no así los antagonistas, demasiado monocolores en su carácter perverso.

Julio 2002

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