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EL ORIGEN PERDIDO

Matilde Asensi

Barcelona, Editorial Planeta, 2003, 558 p.

Otra novela de Matilde Asensi de gran éxito. A ella le gustan los textos esotéricos de culturas remotas, los pasadizos, las claves ocultas que al descubrirlas desatan un terremoto e introducen en galerías subterráneas. Le gusta que sus protagonistas sean inteligentes, ingeniosos, ocurrentes, intrépidos, que van progresando en el conocimiento de lo oculto y resolviendo jeroglíficos indescifrables desde antiguo. Y lo hace desde un enorme dominio de la informática, que ayuda a sus personajes a adentrarse en claves que enlazan el pasado más remoto con la actualidad más avanzada.

Así ocurre en esta cuarta novela de Asensi, que se parece a “El último Catón”, en cuanto al fondo de la trama. Tres informáticos dueños de una empresa muy productiva y que también hacen de hackers en sus tiempos libres se van viendo envueltos en una trama extraña que nunca habría pasado por sus mentes: descifrar el lenguaje antiquísimo de los aymaras, expresado en los tocapus o paneles de cuadros de colores, transmitido por una especie de brujos o yatiris, que conocen los secretos de la vida y de la salud, y que los han ocultado en el fondo de una pirámide en las ruinas de Tiwanaco al sur del lago Titicaca, antes de huir de los españoles (1575) y refugiarse en la selva. Los yatiris han expresado sus conocimientos en unos paneles de oro enterrados en el salón central de la oculta pirámide, inaccesible para quien tenga ánimos de robarlos. Pero los protagonistas los buscan para curar al hermano de uno de ellos, Daniel, experto en culturas preincaicas, quien cuando entró en contacto con el lenguaje sagrado cayó en un delirio catatónico que ellos tratan de explicarse y de conjurar. Coinciden en Bolivia con una catedrática de la Universidad de Barcelona, jefa de Daniel y que sospecha que éste le ha robado documentos clave y por eso cayó en estado de coma, de acuerdo a la maldición de los yatiris.

El secreto más importante de los yatiris es que poseen “el poder de las palabras, la capacidad del lenguaje aymara para producir extraños efectos en los seres humanos a través de los sonidos”. Se trata de la lengua sagrada, el antiguo Jaqui Aru, el “lenguaje humano”, cuyos sonidos eran consustanciales a la naturaleza de los seres y las cosas. Los importante avances de la neurofisiología del cerebro en los últimos cincuenta años permiten sospechar, según la novela, que este poder no es mágico, sino basado en un conocimiento sobre el cerebro humano que data de hace 10 o 12 mil años atrás.

Cada personaje de la novela es interesante y distinto: Arnau, dueño de una empresa informática muy poderosa, hermano de Daniel, hombre impulsivo e inteligente, que narra la acción y es como una especie de conciencia del grupo; Lola y Marc, socios de Arnau, ella muy inteligente (las mujeres clave de las novelas de Asensi siempre son así), él torpón, simpático y con un miedo terrible a los aviones; la abuela, todo un poema de sentido común y de pícara vivacidad; Marta Torrent, la catedrática, una mujer repelente al principio, pero que se revela como una fuente de energía, capacidad y… bondad.

El lenguaje es siempre desenvuelto e informal, como si los tres amigos estuvieran permanentemente en pantuflas. Aun en las situaciones más extremas, dentro de la pirámide del altiplano o en la asfixiante selva del Madidi, surge un humor totalmente hispano, cínico y negro, pero benévolo.

Los protagonistas consiguen curar a Daniel, pero la acción no se acaba ahí. Tal vez nos reserve la autora una sorpresa en el corto plazo…

Diciembre 2003

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