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EL NIÑO QUE DORMÍA CON NIEVE EN LA CAMA

Henning Mankell

Madrid, Ediciones Siruela, 2003, 218 p.

Esta es la tercera entrega de las aventuras de un niño sueco, Joel Gustaffson, que acaba de cumplir 13 años y comienza a experimentar esa sensación extraña que preludia el amor. Vive solo con su padre, antiguo marinero y ahora leñador, porque la madre los abandonó. El niño hace la comida después de regresar de la escuela, cuida de su padre cuando éste se emborracha y vive en ese mundo dual de la adultez obligada por las circunstancias y una infancia que cada vez va quedando más lejos. Porque todavía es un niño en muchos aspectos, soñador, ingenuo, confiado, pero siente por primera vez algo extraño ante la dependienta de la tienda donde se abastece de comida. Su fantasía le lleva a hacer extrañas promesas en lugares raros como el cementerio, las cuales deberá cumplir en el año que se acerca. Una de las promesas consiste en convertirse en rockero de fama, para lo cual pide prestada una guitarra a un viejo, al que después salvará la vida. Aprender a tocar rock es una forma de expresar la necesidad de buscar caminos más allá de un mundo que se le va quedando estrecho. Otra promesa tiene que ver con hacerse fuerte, para lo cual piensa dormir varias noches a la intemperie (de ahí el título de la novelita), con lo que esto tiene de loco y arriesgado en el crudo invierno de aquel país. También promete ver una mujer desnuda, pero no lo hace con morbosidad, sino impulsado por las fotos de las revistas que circulan clandestinamente entre los adolescentes de su clase. El autor es muy hábil al describir el incipiente erotismo del ingenuo adolescente, sin caer en ningún momento en vulgaridad. Joel le pide a una compañera de clase que le enseñe a besar, una muchacha que se burla de él de una manera cruel, pero que después le admirará por la hazaña de salvarle la vida al viejo de la guitarra.

El mundo escolar en el que se desenvuelve Joel está descrito con algunos caracteres convencionales: la maestra vieja y exigente, pero de buen corazón; un compañero atrevido y gallito, que se enfrenta al protagonista; la compañera bonita, que no se fija en Joel hasta que él se convierte en héroe.

Mankell escribe adaptándose a la forma rápida y entrecortada en que funciona el pensamiento adolescente. Frases rápidas, yuxtapuestas, con escasez de subordinadas. Diálogos directos, muchos silencios entre los interlocutores, como corresponde a un mundo interior en ebullición y a un ambiente exterior duro, que favorece la retirada al interior de sí mismo. Novela que se lee de un tirón y que reclama continuación. ¿Nos la ofrecerá su autor?

Octubre 2004

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