1Q84. (Libros 1 y 2)
Haruki Murakami
Barcelona, Tusquets Editores, 2011, 737 p.
Tengo es un joven de 29 años, buena presencia, atlético y fuerte, profesor de matemáticas en un instituto y escritor de novelas por afición, aunque no ha publicado ninguna. Es amigo de un editor, Komatsu, que le propone redactar de forma atractiva una novela presentada a un concurso literario por una jovencita de 17 años, Fukaeri. Tengo acepta, redacta la novela respetando la imaginación de la creadora, y la novela se convierte en un bestseller, La crisálida del aire. Lo que no sabe es que al hacerlo ingresa en un mundo distinto, no ya el 1984 en el que vive, sino el 1Q84 (la Q se pronuncia en japonés igual que el 9), en el que pasan cosas extrañas que él va advirtiendo poco a poco, por ejemplo la presencia de dos lunas, que él describe en la novela. Pero la más rara de ellas es la presencia ominosa de la Little People, una serie de gnomos diminutos que nadie ha visto pero que arrastran a los implicados a su destrucción y que son los que fabrican la crisálida con hilos que toman del aire.
Aomame es una joven de la misma edad, que trabaja de instructora en un gimnasio, de vida solitaria y hábitos que no llaman la atención. Lo más notable de ella es su habilidad para eliminar gente indeseable, hombres perversos que han hecho mucho daño a otros, por lo que matarlos hábilmente no lo considera algo inmoral sino simplemente fuera de la ley. Recibe la petición por parte de una anciana elegante y rica, cliente suya en el gimnasio, de eliminar a un personaje siniestro, fundador de una especie de secta religiosa, a quien nadie ha visto, pero que ha causado daños terribles a niñas de 10 años por supuestos motivos religiosos. Aomame lo consigue, pero ingresa de esa manera en el año 1Q84, donde actúa la inquietante Little People. Esta necesita un perceiver y un receiver de ese mundo distinto, y en eso se van a convertir algunos de los personajes de esta novela para su bien o para su desgracia.
El escritor presenta a Tengo y Aomame en capítulos alternados e independientes, pero el lector advierte poco a poco que ambos personajes se van a encontrar. Va anunciando las coincidencias, la mayor de las cuales es que ambos se conocieron de niños en la misma escuela, cuando Aomame era de familia religiosa (Testigos de Jehová) y por ello repudiada por sus compañeros. Tengo le ayudó en un momento y ambos quedaron prendados uno del otro, algo que no olvidan a lo largo de su vida. Pero encontrarse no va a ser fácil, como le advierte el líder religioso antes de morir a manos de Aomame, a quien ha desvelado que conocía lo que le iba a pasar y lo aceptaba para librarse de sus dolores. También le dice que ella o Tengo tienen que morir sin unir sus vidas, aunque pueden luchar para que ese destino no se haga realidad. Aomame escoge morir ella y no su amado Tengo. Así parece que ocurre en el penúltimo capítulo, pero Tengo, de visita a su padre moribundo, la descubre como crisálida en su apariencia de diez años que él ha conservado siempre en su memoria. ¿La encontrará más adelante o será cierta la muerte de Aomame? Lo sabremos en el libro 3° de esta serie.
Los personajes de la novela padecen de una soledad enorme, porque nunca han amado de verdad. Tengo, Aomame, Tamaru el guardaespaldas, Ayumi la amiga, Komatsu, Fukaeri, Fukada el iluminado, son seres que se deslizan o arrastran por la vida solos, absolutamente solos. Y cuando consiguen alguien con quien intimar, lo ponen en peligro de muerte. Tienen a su vez rasgos de ternura, pero con animales o con la naturaleza, porque acercarse demasiado a los seres humanos es peligroso. ¿Imagen del actual mundo moderno?
Haruki Murakami se ha convertido en un autor de moda en Japón y también en el mundo occidental a medida que va siendo conocido. Es un hombre que conoce bien la cultura occidental, como lo muestran sus referencias frecuentes a la música, la literatura y las películas occidentales. Esta novela se lee con mucho interés y diversión, porque bordea con habilidad el límite de lo inverosímil y logra que el lector lo acepte. Su estilo es fluido, las descripciones – a veces minuciosas – van preparando el estado de ánimo para las escenas que van a venir. Los capítulos cierran con intriga y eso motiva a seguir leyendo.
Octubre 2012