EL CORAZÓN HELADO
Almudena Grandes
México, Tusquets Editores, 14ª ed. 2009 (1ª en 2007), 1.242 p.
Tiene razón Vargas Llosa cuando dice: “Almudena Grandes es una de las más grandes escritoras de nuestro tiempo. Su novela más reciente, El corazón helado, ambiciosa, profunda y apasionante, es una nueva prueba de ello” (Contraportada). El título hace referencia a la famosa estrofa de Antonio Machado: “Españolito que vienes al mundo, te guarde Dios; una de las dos Españas ha de helarte el corazón”. Y es que la novela tiene como trasfondo la guerra civil española desde el lado republicano, desde personajes muy humanos que tienen que exiliarse en Francia y pasan las de Caín; desde el hambre y la miseria que los acosan, desde las traiciones de amigos que se pasan de bando, por ambición o por vileza. También aparecen, por supuesto, personajes del lado franquista, pero presentados como enemigos, o como contrarios, aunque alguno de ellos despierta simpatías por la honestidad de sus convicciones.
No es una novela de trama política, sin embargo, sino la narración de la historia de tres generaciones pertenecientes a dos familias, los Fernández Muñoz, republicanos acérrimos y los Carrión Otero, republicanos algunos, otros nacionales. Son historias muy bien narradas, explorando en el interior de personajes que asombran a veces por sus obsesiones, sus cinismos, sus maldades y bondades, su ternura, su valor y sus miedos. Julio Carrión Otero es uno de los protagonistas principales, hijo de un campesino sencillo, conservador, y de una madre aguerrida, republicana convencida, que arenga en mítines que la hacen famosa; una vez estallada la guerra es apresada y muere en la cárcel en 1941. El hijo Julio, que tiene un carnet de las JUS y tiene que salir a Francia, luego cambia de bando y adquiere identificación falangista. Lo peor no es eso, es la enorme traición que hace a Ignacio Fernández, amigo por parte de la familia, y que vive exilado en París. Se hace su apoderado para vender los bienes de su familia y enviarles el dinero a Francia, pero se los queda y él se hace rico. Raquel Fernández Perea, hija de Ignacio, será la vengadora de la familia de la forma más inesperada. Pero se enamora de Álvaro, hijo de Julio, y todo está a punto de venirse abajo.
Esto es solo parte de la trama. Otros personajes y otras historias concurren para hacerla atractiva e inesperada como la vida misma. La enorme habilidad de Grandes para fusionar tiempos y espacios en el curso mismo de la narración no tiene precedentes por mí conocidos. Constantemente se mezclan las experiencias infantiles de los protagonistas, sus recuerdos, sus nostalgias, con la realidad presente, en la que casi siempre dejan trazas. La capacidad de ahondar en las diversas psicologías, de mostrar sus recovecos, la facilidad para pensar como mujer, como hombre, como niño y como viejo, conmueve. El estilo es abundoso, reiterativo, brillante a veces. Una obra maestra, que ha tenido 14 ediciones en dos años y más de 400.000 ejemplares vendidos.
Noviembre 2012