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CRÓNICA DEL PÁJARO QUE DA CUERDA AL MUNDO

Haruki Murakami

México, Maxi Tusquets Editores, 2009, 905 p.

 

Tooru Okada, el joven abogado protagonista, que ha dejado su trabajo en un bufete, vive cómodo con Kumiko, su joven esposa. Pero recibe varias llamadas extrañas de personajes que van ingresando en su vida, no en su vida real, sino en una paralela, inquietante y extraña, en la que ocurren desgracias abundantes. Una de ellas es que Kumiko se va de la casa por influencia de Noburu Wataya, su hermano mayor. Este último domina a su hermana desde movimientos ocultos en ese submundo tan típico de las novelas del autor. Noburu aspira a convertirse en sucesor de su tío, un parlamentario famoso, y fuerza a Kumiko a separarse de Okada y la retiene prisionera en un lugar extraño, en la suite de un hotel al que muy pocos tienen acceso.

También ingresan en la vida de Okada dos hermanas, Malta y Creta Kanoo, que ejercen una influencia más bien benéfica, lo mismo que la rica señora Nutmeg y su hijo mudo Cinnamon. La señora cuida de Okada como si fuera su hijo y le proporciona todo lo que necesita después de haber sido abandonado por Kumiko. Otro personaje simpático es May Kasahara, una adolescente de 16 años, que piensa y actúa como una mujer madura, aunque muestra inocencia en temas amorosos. Ella se enamora de Okada y le escribe cartas detalladas de todas sus andanzas hasta el detalle más pequeño.

Ushikawa (nombre del detective siniestro en su otra novela 1Q84) es una especie de secretario de Noburu Wataya y trata de convencer a Okada de que se divorcie de Kumiko. No lo logra en sus múltiples intentos como delegado de Wataya y al final más bien se separa de él. Otro personaje es el teniente Mamiya, que participó en la guerra de Manchukuo, y que relata con detalle sus aventuras, la mayor parte de ellas muy violentas.

Hay muchas escenas que suceden en el mundo paralelo y no en el real, la mayoría de ellas violentas, pero la distinción entre ambos mundos no es clara para los protagonistas, aunque algunos rasgos físicos (como la mancha en la cara de Okada) se trasladan de un mundo a otro. Esta es una de las originalidades de las novelas de Murakami, ese juego entre mundos paralelos, y eso es posiblemente lo que le haya dado tanto predicamento en occidente. La complicación se extiende a veces a su lenguaje, aunque en general es agradable leerlo.

Abril 2013

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