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Madrid, Ediciones Martínez Roca, 3ª ed. 2005 (2005), 597 p.

 

Zaragoza a finales del siglo XIX y comienzos del XX, una pequeña ciudad de apenas cien mil habitantes, en la que todos se conocen, pero divididos por las clases sociales. Olimpia, hija de una familia de abolengo, une su vida con Luis Arriazu, que se ha hecho rico dirigiendo la banca. Pero Olimpia no puede tener hijos y su marido se busca una amante, algo permitido para los burgueses ricos en la doble moral de entonces. La cortesana, Flora Melero, aspira a ser cantante de zarzuela y queda encinta del señor, pero le estorban los hijos para su propósito fantasioso. Flora está doblemente embarazada, por Luis y por un anarquista, así que da a luz en el mismo parto a dos niñas claramente distintas. Se las quiere dar al ciego Antonio, a quien Olimpia da limosna todos los días al ir hacia el Pilar temprano, pero una de ellas, la rubita, coge un berrinche y Flora se la queda. La otra, la morenita, es adoptada por Olimpia y su marido y vivirá como una reina. Ahí comienza la divergente historia de las dos niñas, Cósima, la adoptada, y Rebeca, que vivirá con Flora.

Novela costumbrista que pinta muy bien el mundo desigual de amos y criados, de hombres con todos los derechos y mujeres socialmente inferiores pero que van adquiriendo independencia. Los egoísmos y la generosidad de los personajes, la capacidad del servicio de propalar chismes de sus amos, las envidias, el detallismo de los trajes y vestidos – siempre imitando a París –. Cósima es buena e ingenua, generosa con la servidumbre, vanidosa por su belleza y riqueza, envidiada por la clase alta zaragozana. Su marido Azpiazu es hábil para los negocios, pero engaña a su esposa con una querida que quiere extorsionarle para cumplir sus fatuos sueños de artista. Cósima no sabe que es adoptada y llegará a casarse con León, teniente de húsares de Pavía y ex combatiente de Cuba donde contrae malaria y tisis. León la conoce desde que ambos eran niños, pero termina por ponerle cachos con Rebeca, la hermanastra, a la que deja encinta, cosa que no pudo hacer Cósima. Rebeca, al igual que su madre, trata de extorsionarle y cuando León muere, revela todo lo que sabe a su hermanastra, también para extorsionarle con el hijo de su marido.

Van muriendo los protagonistas de enfermedades o muertes violentas. La trama, llena de ocultamientos y desengaños, se va dando a conocer a todos y Cósima, la que más sufre, aceptará como hija a la que su hermana tuvo con León y le pondrá de nombre Olimpia. La historia se repite.

Zaragoza, agosto 2015

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