Barcelona, Tusquets Editores, 4ª ed. 1994 (1ª en 1994), 552 p.
“Malena tiene doce años cuando recibe, sin razón y sin derecho alguno, de manos de su abuelo el último tesoro que conserva la familia: una esmeralda antigua, sin tallar, de la que ella nunca podrá hablar porque algún día le salvará la vida. A partir de entonces, esa niña desorientada y perpleja, que reza en silencio para volverse niño porque presiente que jamás conseguirá parecerse a su hermana melliza, Reina, la mujer perfecta, empieza a sospechar que no es la primera Fernández de Alcántara incapaz de encontrar el lugar adecuado en el mundo que la rodea. Se propone entonces desenmarañar el laberinto de secretos que yace bajo la apacible piel de su familia, una ejemplar familia burguesa madrileña. A la sombra de una vieja maldición, Malena aprende a mirarse, como en un espejo, en la memoria de quienes se creyeron malditos antes que ella y descubre, mientras va llegando a la madurez, un reflejo de sus miedos y de su amor en la sucesión de mujeres imperfectas que la precedieron. Y es que no hay otra maldición que la vida, ni otra culpa que atreverse a vivirla”. (Contraportada)
¿Tendrán algo que ver Malena y la autora que la inventa? Ambas nacen en Madrid en 1960; ambas pertenecen a una familia complicada, con republicanos de izquierdas y burgueses de derechas; ambas son mujeres impetuosas pero problemáticas, que saben calar hondo en las infinitas variantes del alma femenina. En todo caso, el recorrido vital de Malena es turbio, angustioso a ratos, narcisista al extremo, porque se sabe bella y deseada. Mantiene con su hermana melliza Reina una relación de amor y de odio que la hace infeliz y termina por una separación tormentosa. No quiere ser madre, pero termina siéndolo y su hijo Jaime, que nace en pésimas condiciones, acaba siendo el sostén afectivo de su vida. Se junta con muchos hombres guapos, pero sin amor verdadero.
La novela muestra el recorrido vital de Malena, que pertenece a una familia adinerada descendiente de conquistadores del Perú. Ella va enterándose de quiénes fueron sus padres, sus abuelos y demás parientes cercanos, sus amores y desamores, sus choques e infidelidades, sus éxitos y rotundos fracasos. Ella se ve envuelta en todo ese mundo complejo, e intenta salirse de él y encontrarse a sí misma metiéndose de lleno en las juergas y marchas del Madrid de los años 80.
En dos escenarios distintos transcurre su vida de niña y de adolescente: el Madrid elegante y marchoso, y una finca de su abuelo en Almansilla de Extremadura. Allí conocerá a Fernando, un primo alemán pero del mismo apellido, del que se enamorará perdidamente a sus escasos 15 años, y que será el único amor verdadero de su vida, aunque nunca llegará a realizarse.
El libro está bien escrito, aunque a veces resulta redundante en expresiones innecesarias que retardan la secuencia. La alternancia de episodios del pasado que explican el presente contribuye a una comprensión, al principio difícil, pero que va aclarando la historia. Fue la tercera novela de Almudena Grandes que tuvo un éxito impresionante y que la elevó a la cima de las escritoras más leídas.
Enero 2016