Buenos Aires, Javier Vergara Editor, 1990, 375 p.
“Lázaro demuestra una vez más la profética visión de West acerca de la política y la religión contemporáneas. Rica en acción, intriga y profundo conocimiento de los entretelones del Vaticano. ” (Contraportada). Efectivamente, el escritor anunció con años de anticipación la llegada al solio pontificio de un papa polaco, y luego, más sorprendente aún, de un papa argentino.
En esta novela León XIV, un papa conservador de la vieja escuela, va a ser operado del corazón. Lo hará el mejor cirujano, Sergio Salviati, que es judío. Habla claro al pontífice de lo delicado de la operación y de la convalecencia, que no será fácil. El papa, Ludovico Gadda, hijo de campesinos, le agradece la franqueza. El secretario del Sacro Colegio, el cardenal alemán Anton Drexel, nunca ha temido al pontífice y siempre lo trata con toda claridad. El Papa se lo ha agradecido siempre, harto de las medias tintas de los que le adulan. Varios cardenales desfilan por la habitación donde reposa León XIV, las enfermeras y el barbero cumplen su función de prepararle. Drexel le ofrece su villa para la convalecencia, una finca preciosa de viñedos, que ahora dedica a quince niños dipléjicos a los que atiende. El papa anota en su diario lo equivocado que fue su mandato rigorista. ¿Podrá resucitar a una nueva manera de ser y de llevar la barca de Pedro?
“Ya no podía sugerir una actitud de aprobación personal frente a la prohibición de los anticonceptivos artificiales, ni sostener que todos los matrimonios concertados formalmente en la Iglesia eran por su naturaleza cristianos, tenían su correlato en el cielo y eran por lo tanto indisolubles. Ya no estaba dispuesto a formular un juicio ético definitivo sobre el deber de un médico que se encontraba frente a un recién nacido monstruoso, o de la conciencia de una mujer desesperada por interrumpir un embarazo. Se irritaba cuando se silenciaba o censuraba a los teólogos o filósofos a causa de sus intentos por ampliar la comprensión de la Iglesia” (p. 143)
Para hacer la novela un tanto policíaca, la Mossad judía descubre que La Espada del Islam, un grupo radical, planea un atentado contra el papa cuando esté convaleciente. ¿Un anticipo de lo que es en estos días el Estado islámico? Todos se ponen en guardia y descubren a quien iba a cometer el asesinato, una enfermera de origen libanés. Es secuestrada y llevada a Israel, pero el jefe de la Espada del Islam promete venganza.
El Papa va a recobrarse a la finca de Drexel, abraza a los niños y desearía tener la fe suficiente para curarlos milagrosamente, especialmente a Britte, la hija de Tove Lundberg, la que más le ha cuidado en su convalecencia y con la que ha hecho una gran amistad, pero no puede permanecer allí por la amenaza terrorista. Va a Castel Gandolfo pero se siente solo y ve muy difícil que los curiales acepten su cambio.
El papa lucha contra sus antiguas convicciones férreas y sabe que no son evangélicas. Le ayuda el nuevo secretario de estado a poner en orden sus pensamientos, pero muere antes de proclamar el motu proprio que las contiene.
Morris West escribe sus novelas con la intención de ayudar a que se transforme la Iglesia como se transformó León XIV. Sus críticas al estamento vaticano son fuertes, pero su intención es válida. Creo que si viviera ahora se daría cuenta de que se van cumpliendo muchas de sus intuiciones. Bendito sea Dios.
Agosto 2016