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Buenos Aires, 2016, 477 p.

 Marcelo Larraquy, historiador y periodista argentino, nos ofrece un libro muy bien documentado sobre lo que está significando este pontífice para la Iglesia y para el mundo de hoy. Está haciendo cambios grandes en la manera de entender el ministerio petrino y no le importa que dentro y fuera de la Iglesia no se le comprenda y aun se le rechace. Está siendo percibido “como un líder religioso, civil y político, un fenómeno mundial que moviliza a católicos, creyentes de otras confesiones y también a agnósticos y ateos”. No es un doctrinario ni un teólogo como sus dos predecesores, sino un pastoralista. Y su visión no es eurocéntrica, sino desde las periferias, desde los desclasados, marginados y sobrantes. Las nuevas esclavitudes modernas – las víctimas del tráfico humano y de la trata de personas, el narcotráfico, la huida del terrorismo y del hambre – son su preocupación principal, y eso no gusta a los grandes de la tierra, que sólo piensan en incrementar sus ingresos. No quieren saber nada de mejor distribución, de atención a las inmensas necesidades de las grandes mayorías de la tierra.

Uno de sus intereses, nada más llegar al pontificado fue la reforma de la Curia Vaticana, algo bien difícil, con la que no pudo su predecesor. Comenzó por criticar el aparato económico y principesco de muchos curiales, que pensaron que Francisco sería una tormenta pasajera. Obligó a que las cuentas estén claras y él mismo dio ejemplo de austeridad. La corrupción y el ocultamiento de las inversiones también estaban presentes en las cuentas vaticanas. La curia era el poder detrás del trono, especialmente la Secretaría de Estado. Francisco le quitó poder con el nombramiento de la Comisión consultiva de nueve cardenales como consejeros y con la remoción de curiales en puestos clave. En otro terreno, ha mostrado una visión geopolítica no esperada, entrevistándose con Putin para evitar los bombardeos en Siria y desaconsejándolos a la Unión Europea y a Obama. Ha alertado repetidas veces sobre la ayuda a los emigrantes que huyen de los horrores del Isis y cruzan el Mediterráneo, como lo hizo en su primera salida, que fue a la isla de Lampedusa. Fue clave en el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos. Es sin duda el líder mundial más importante de la actualidad.

 

Larraquy hace un recorrido de las etapas de la vida de Bergoglio, sobre todo de los años como provincial de los jesuitas argentinos (1973-1979) en los tiempos difíciles de la dictadura militar. Según el autor, Bergoglio no era muy amigo del CIAS (Centro de Información y Acción Social) por su tendencia hacia la sociología y la ideología. Lo fue desmantelando, así como a la Universidad del Salvador, dirigida por jesuitas y que pasó a administración laica. Al llegar la dictadura militar de Videla y Massera dos jesuitas que vivían en una comunidad de inserción son secuestrados por la Marina en 1976: Orlando Yorio y Francisco Jalics. El provincial Bergoglio les había mandado a salir de la villa, pero no le habían obedecido. Les hizo salir de la Compañía, pero no había obispo que los recibiese, según algunos, por los malos informes del provincial. Pero Bergoglio intervino a su favor, así como el nuncio Mons. Laghi, y fueron liberados. Yorio salió del país y fue a Roma. Todo este asunto de la actuación de Bergoglio con aquellos jesuitas le dejó una imagen de no haberlos defendido. Tanto, que cuando ya era Cardenal de Buenos Aires veinticinco años después, en 2010, un juez le tomó declaración, pero no fue hallado culpable de negligencia. Junto con esta situación ambigua, el autor da testimonio de cómo Bergoglio ocultó y salvó a muchos de la tortura y de la muerte y les ayudó a salir del país.

 

La portada del libro provoca una pregunta: ¿por qué aparece el Papa Francisco en una imagen muy oscura? Sólo su brazo derecho está iluminado. ¿Querrá decirnos el autor que no hay claridad respecto al Papa por su pasado conflictivo?, ¿que su figura tiene que aclararse todavía?, ¿que su figura es un claroscuro para muchos en la Iglesia? Otra curiosidad respecto al título de la biografía, “Código Francisco”. Código es un conjunto de leyes. ¿Se refiere a las nuevas normas que el Papa querría establecer para un funcionamiento de la Iglesia más cercano a los pobres? Código significa también clave que da acceso a una información reservada. ¿Se está c0nvirtiendo Francisco en la clave para entender la Iglesia del futuro?

 

Larraquy entrevistó a 90 personas, entre jesuitas, periodistas, políticos, amigos y contrarios de Bergoglio entre 2013 y 2016, que aparecen citados en las 445 notas que enriquecen el libro. Consultó muchos libros y artículos de revistas, sobre todo argentinas, de manera que el cúmulo de información es fuera de serie. Y, sin embargo, es equilibrado, no oculta los lados oscuros de la actuación de Jorge Mario Bergoglio como provincial y luego como obispo y cardenal. Predominan desde luego los lados positivos y se advierte sin duda la evolución en su pensamiento, fuertemente enfrentado a Néstor Kirchner por cuestiones de poder e influencia, y también por discrepancias en el papel que le corresponde a la Iglesia en cualquier sociedad, que Kirchner quería subordinada. Tampoco concuerda mucho con el actual presidente Mauricio Macri. Por el lado eclesiástico, los enfrentamientos han sido con miembros conservadores de la jerarquía y luego, en Roma, con la curia vaticana, a la que criticó en una famosa alocución en diciembre de 2014: Quince enfermedades de la curia vaticana.

En conjunto, gran biografía, rica y documentada, que tendrá sin duda pronto nuevas ediciones.

 

Septiembre 2016

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