¿Historia real? ¿Ficción? ¿Más realidad que ficción o más ficción que realidad? Puede haber muchas opiniones y yo me inclino por una ficción bien novelada. ¿Por qué? Por el tema central de este relato, que es el supuesto asesinato de Chávez por la conjunción de los intereses de la CIA, algunos chavistas y los hermanos Castro de Cuba. Sí, estos últimos habrían hecho que un médico cubano inoculara en la sangre más elementos del cáncer que lo enfermó y luego lo mató. ¿La razón? Alegan que por su personalidad fuerte y arrogante, Chávez no iba a dejarse manipular y necesitaban al frente del gobierno un incapaz como Maduro. Las pruebas del crimen son unas muestras de sangre que tiene un médico cubano en un destacamento militar de frontera con Colombia y Brasil en el sur de Venezuela. Están allí porque las quieren ocultar de altos funcionarios como el militar chavista Rodríguez Torres, que quiere hacerse con ellas y probar el crimen. Llevan hasta allá con extorsión y amenazas a un entrenador español de artes marciales que se parece mucho a un gran amigo del médico cubano. El español debe envenenar al médico, y hacerse con las muestras de sangre, pero a última hora se arrepiente y pasa las de Caín para poder huir a través de la selva brasileña, ayudado por un indígena a quien le ha salvado la vida y por un ex-cura que lleva años en la selva traficando con gasolina para ayudar a sobrevivir a los indígenas.
Este es un resumen breve y muy esquemático de la trama, en la que hay muchos personajes involucrados con nombres ficticios, como dice al autor. Amedo fue un policía español implicado en el grupo GAL que mató a varios etarras en tiempos de Felipe González. Estuvo en la cárcel varios años y después escribió un par de novelas. Por lo tanto conoce esos ambientes sórdidos y tiene imaginación, condiciones necesarias para escribir una buena novela.
Todos los políticos venezolanos nombrados quedan a la altura del barro, agentes de una corrupción que sobrepasa lo imaginable. En cambio el país – la naturaleza, la gente – quedan muy bien y da la impresión de que el autor ha estado aquí.
Noviembre 2016