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Bogotá, Random House Mondadori, 2009. 382 p.

Curiosa novela, en la que se combinan personajes tan diferentes como Pablo Picasso, Jack el Destripador y Sherlock Holmes de una manera interesante y divertida. ¿Qué pueden tener en común esas tres figuras? Nada, pero Martín las hace coincidir en la Barcelona de fines del siglo XIX en la que la familia del adolescente malagueño Pablo Ruiz se ha establecido. La primera parte de la novela cuenta la infancia y la adolescencia de Pablo Ruiz Picasso, su obsesión por pintar a todas horas y en todo lugar, el talento que ven en él muchos, pero no su familia. Es un adolescente atrevido, que se enamora con apenas 14 años de Carmen, una planchadora cuatro años mayor que él. Luego huye de su casa y se instala en un burdel, donde hacen su oficio cinco jóvenes y a donde va a parar también Carmen. Su gran amigo Antonio Pallarés le acompaña a todas partes y le admira, aunque también trata de corregirle inútilmente, y logra por fin que cambie de habitación.

En los años de 1890 hubo tres crímenes horribles en Barcelona en el curso de pocos días, muy semejantes a los que cometió Jack el Destripador en Inglaterra dos años antes. Tres mujeres de la vida aparecieron asesinadas de decenas de puñaladas, con las tripas afuera, sin hígado, que había sido sustituido por pepitas de granada. Sólo el primer crimen fue publicado por La Vanguardia, porque las autoridades prohibieron dar noticia de los otros dos. Pues bien, ocho años después vuelve a repetirse la macabra historia: de las cinco prostitutas del burdel donde vivió Picasso un tiempo (inmortalizadas en “Las señoritas de Aviñón”), dos han sido asesinadas de la misma forma. La policía pide ayuda a dos famosos detectives ingleses, Steven Arrow y Sherrinford, que habían informado a un amigo suyo, Conan Doyle, para que creara literariamente a un detective tan famoso como Sherlock Holmes. El inspector jefe Fonte, al frente de la policía barcelonesa, no los recibe bien, les dice que el caso ya está resuelto: que el asesino es un joven pintor a quien ya ha metido en chirona. Arrow y su compañero logran sacar de la cárcel a Picasso y empiezan a interrogar y poner alerta a las prostitutas porque saben que el asesino intentará matarlas una a una.

También Carmen corre peligro y los ingleses la visitan para prevenirla. Sin embargo, a pesar de todos los avisos y precauciones, el famoso asesino mata a la tercera, la francesa Christianne y amenaza también a Arrow, el investigador inglés.

La investigación de Arrow va adentrándose en terrenos insospechados y muy peligrosos, que terminan recayendo en Sitwell, un magnate muy rico de origen inglés a quien Fonte no se atreve ni a mirarle a la cara y por eso se empeña en condenar al joven Picasso. Arrow llega tarde para impedir el asesinato de Carmen, pero coincide con el asesino Sitwell en los almacenes del puerto donde la ha ejecutado. Cuando Sitwell está a punto de matarle, recibe un tiro del gobernador de Barcelona, amante de Benigna, la cuarta mujer que Sitwell había asesinado.

Gran habilidad para mantener el interés del lector y también para despistarlo en su búsqueda de quién es el destripador. Al final cuenta cómo surgió la novela en el mismo ambiente barcelonés en que Picasso vivió de niño y de adolescente.

¿Por qué el autor puso ese título a su novela: El pintor de sombras? Tal vez porque el joven Picasso ya se perfilaba como pintor no de luces sino de sombras, de una realidad distorsionada por la maldad del ser humano, de la que da fuerte testimonio la parte policíaca de esta novela. Eso es lo que le criticaban sus amigos, que reconocían la grandeza de su genio, pero sentían que lo aplicara a las sombras, a lo triste, a lo distorsionado.

Mayo 2017

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