UN JARDÍN AL NORTE
Boris Izaguirre
Barcelona, Editorial Planeta, 2014, 443 p.
Una novela sorprendente, de tipo histórico, porque los dos principales protagonistas existieron, pero con mucha imaginación añadida a las numerosas aventuras por las que pasan los protagonistas. Se trata de Juan Luis Beigbeder, militar español, asignado a Marruecos, que luego fue ministro de Franco recién acabada la guerra, y la británica Rosalinda Powell Fox, espía, amante y aventurera aristocrática, que habiendo nacido en 1909, murió en 2004 a los 95 años. El autor narra la infancia de Rosalind, pelirroja de ojos verdes, en la que la muestra como una niña muy inteligente, que se da cuenta de todo, que se adelanta a los hechos y llama la atención de todos. Su madre se convierte en amante de un vicario en el pueblo de Twickenhamshire, condado de Kent, Inglaterra, mientras el padre trabaja de telegrafista para el ejército británico durante la primera guerra mundial. Con la madre no va a entenderse nunca; en cambio va a admirar al padre mientras es niña, aunque luego se decepcionará de él.
El padre tiene que viajar a la India al servicio de un misterioso Mr. Higgs, hombre muy rico, y se lleva a la niña que ahora tiene 12 años y piensa y discurre como una mujer inteligente y madura. Allá en Calcuta comienza una vida mágica para Rosalind, en la Casa Palacio donde la instala Mr. Higgs. Poco a poco va descubriendo por qué está allá: para formar parte de un equipo de espionaje, que se anticipe a las pasiones independentistas de los indios, impulsadas por Mahatma Gandhi. Asiste a fiestas, cabalga a la yegua Lady Amanda, que se convierte en su única amiga, escucha, reporta, admira. La bella y precoz Rosalind impresiona a Peter Fox en un juego de polo en el que son rivales. Cupido dispara su flecha y hete aquí que Peter y Rosalind se convierten en pareja. Se casan, ella tan solo con 16 años, y tienen un hijo, Johnny. Las cosas se ponen feas para los británicos y Mr. Higgs y su equipo se trasladan a Nueva Delhi. Rosalind se queda en Calcuta con Peter, pero él va degenerando hacia los burdeles y el alcohol. Ella se queda solamente con los sirvientes Santi, Zahid y Fiji, que la adoran, pero cae enferma de tuberculosis, anorexia y sobre todo, melancolía. Mr. Higgs la hace regresar a Europa, a un sanatorio en Suiza. Y una vez recuperada después de varios meses la envía a Estoril en Portugal, donde sigue representando sus papeles de espía aunque a disgusto, pero sabe que no tiene elección. Ahora el tema es el temor de que estalle una guerra en España entre los nacionales, apoyados por la Alemania de Hitler, y los republicanos. Los Castelo-Branco, los más ricos del país, dan una fiesta suntuosa y allí está presente Rosalind, que siempre se codea con las familias más distinguidas. En Portugal manda Oliveira Salazar, simpatizante de la Alemania nazi y enemigo de los Castelo-Branco. Rosalind tiene que averiguar hasta qué punto Portugal está comprometido con los nazis y por eso asiste a muchas reuniones sociales plagadas de rubios alemanes.
La mandan a Alemania, supuestamente a los Juegos de invierno, y en Berlín va a conocer al gran amor de su vida, Juan Luis Beigbeder. El flechazo es violento y mutuo, pero no van a poder comunicarse fácilmente, él como militar destinado en el protectorado español de Marruecos, ella a las órdenes de espionaje que le envíen. La comunicación entre ambos es interceptada y terminará en la vigilancia de la Gestapo por la condición inglesa de Rosalind y su clara posición política. Estalla la guerra civil española, muere Sanjurjo, el militar más importante, en un accidente de aviación en Portugal y se sospecha que ha sido provocado. Rosalind es enviada a Tánger y allí se desarrolla su tórrida relación con Beigbeder. Tánger, ciudad internacional no sujeta al protectorado español, está llena de toda clase de gentes: políticos españoles y alemanes, franceses, ingleses, y lleno de fiestas de sociedad donde el cotilleo es ininterrumpido. La relación Rosalind-Beigbeder está en boca de todos para condenarla, sobre todo las envidiosas mujeres.
La obligan a espiar a su amor, porque están convencidos de que Beigbeder es pronazi y ella se niega terminantemente. Es una terrible lucha: supervivencia de vida frente al amor que le da sentido. Y una lucha además contra su rival, porque ahora vive en Madrid y conoce a la esposa de Beigbeder, con la que sorpresivamente comparte intereses comunes en una fundación para ayudar a los desheredados de la guerra.
Otro personaje que aparece en esta novela es Ramón Serrano Suñer, el “cuñadísimo” de Franco, falangista por conveniencia y pronazi entusiasta, que intenta convencer a Franco para que España entre en guerra apoyando al Eje contra los aliados. Por cierto que – al margen de la novela – Serrano Suñer vivió 102 años, porque nació en septiembre de 1901 y murió en septiembre de 2003. Serrano Suñer es enemigo de Beigbeder, porque sabe de sus amores con la inglesita y la obliga a abandonar territorio español.
La novela va a terminar bien, porque los dos amantes se van a encontrar definitivamente en Estados Unidos, una vez concluida la segunda guerra mundial. Boris Izaguirre va recorriendo todos los avatares de esa contienda y cómo la potencia nazi fue disminuyendo después de un comienzo fulgurante.
En el apéndice de agradecimientos, Izaguirre dice cómo María Dueñas fue la inspiradora de esta novela suya cuando leyó con admiración El tiempo entre costuras, donde Rosalinda Fox aparece como personaje secundario, pero ya amante de Beigbeder.
El título de esta novela “Un jardín al norte” se refiere al jardín de Tánger en Marruecos, donde Rosalind vive para Beigbeder: “Eso era mi jardín del norte: Tánger, la guerra civil, Juan Luis y yo. La guerra de nuestro amor. Una guerra dentro de otra guerra. Yo no entendería jamás la destrucción y la violencia, pero no permitiría igualmente que esa destrucción alcanzara mi jardín. Nuestro jardín. Nuestro amor.” (p. 344)
Es notable que Boris Izaguirre, venezolano que llegó a España ya adulto, se haya compenetrado tanto con la historia reciente de España. Es mérito suyo, además del manejo de un lenguaje fluido que invita a seguir leyendo.
Septiembre 2018