YO, JULIA
Santiago Posteguillo
Barcelona, Editorial Planeta, 2018, 698 p.
Novela histórica sobre esta gran figura de la historia romana, esposa del emperador Septimio Severo, que nació en Emesa (actual Siria) en 160 d.C. y murió en 211. Hija de reyes sirios y madre de césares romanos, fue una mujer bellísima y ambiciosa, de una intuición enorme para conocer a las personas y para decidir en situaciones difíciles. El autor, a través del médico Galeno, hace una buena descripción de ella:
“Muchos la han criticado por ambiciosa. Es posible que lo fuera. Mas acaso, si era culpable de esa debilidad, ¿no es esa misma ambición la que ha movido a tantos hombres que tenemos en tan alta estima como Alejandro, Julio César o Augusto?
Sí, lo acepto. Julia era muy ambiciosa. Como muchos de los que la rodeaban. Sólo había una diferencia sustancial entre ellos y ella. Bueno: dos diferencias. En primer lugar, ella era mujer y ellos hombres. En segundo lugar, ella era más inteligente.
(…) Severo era un gran militar, pero Julia era la cabeza que regía, sin ser él consciente, su política. O quizá sí se daba cuenta, aunque, en el fondo, Severo deseaba lo mismo que ella: el poder total y sin discusión en el Imperio romano. Sólo necesitaba que alguien lo empujara en esa dirección un poco. Y Julia se le acercó y le dio ese empujón final que faltaba para que Severo se lanzara ya a por todo, a por el último cabo suelto.” (pp. 463-4)
Su vida transcurre en tiempos del emperador Cómodo, un terrible loco que intenta matarla por diversión, como la hace con fieras y gladiadores, pero que luego muere asesinado. Le sigue Pértinax, asesinado también, y luego Juliano, que compra el cargo, pero que no dura en él mucho tiempo y muere como sus dos predecesores. Los tres gobernadores militares más poderosos podrían dar un golpe de Estado: Clodio Albino en Britania, Septimio Severo en el Danubio o Pescenio Nigro en Siria. Aconsejado por Julia, Severo se enfrenta primero a Nigro y lo derrota en una batalla durísima en Issus (actual golfo de Chipre) y luego derrota a Albino en Lugdunum (actual Lyon). Con ello consigue vengarse de Salinátrix, la fea esposa de Albino, que la odiaba a muerte y que aconsejaba a su esposo como Julia lo hacía con Severo. Entra en Roma triunfalmente y Julia vive en el éxtasis triunfal que durará varios años.
Septimio Severo inaugura la dinastía de los Severos. Cuando muere le sucede su hijo, que toma el trono con el nombre de Caracalla, y luego sus dos sobrinos. Julia no fue feliz al final de su vida y la terminó con el suicidio. Pero estos últimos acontecimientos no son narrados en la novela, que tiene un final feliz.
Zaragoza, agosto 2019