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 LA ISLA BAJO EL MAR

Isabel Allende

Barcelona, Plaza & Janés, 2009, 511 p.

 

La novela se desarrolla en la isla de Santo Domingo a finales del siglo XVIII. Su protagonista principal es Zarité, una esclava doméstica, vendida a los nueve años a Toulouse Valmorain, un rico terrateniente, dueño de una extensa plantación de caña de azúcar. Zarité va creciendo con un oído abierto a los de su raza que trabajan en las plantaciones, y el otro escuchando las conversaciones de los blancos, su modo de vida, sus abusos. “Zarité se convierte en el centro de un microcosmos, reflejo del mundo de la colonia: el amo Valmorain, su frágil esposa española y su sensible hijo Maurice, el sabio médico Parmentier, el militar Relais y la cortesana mulata Violette, Tante Rose, la curandera, Gambo, el apuesto rebelde… y otros personajes de una cruel conflagración que acabaría arrasando su tierra y lanzándolos lejos de ella” (solapa interior).

Todos los ritos del vudú tienen mucha importancia en la vida de los esclavos. Allende los conoce bien y los detalla en situaciones extremas de peligro, de búsqueda de sanación, de partos y embarazos. El baile al son de tambores retrotrae a los danzantes a un mundo ancestral, a las selvas africanas, a sus ritos transmitidos de generación en generación. Zarité se sumerge en ese mundo en el que deja de ser ella, como le había inculcado el viejo Honoré, que la crio de pequeña: “Baila, balila, Zarité, porque esclavo que baila es libre… mientras baila”.

La española esposa de Valmorain tiene varios abortos, pero se vuelve loca. Del último embarazo nace un niño, al que le ponen por nombre Maurice y Zarité se convierte en su madre, siempre pendiente de él, sobre todo después de la muerte de la española. Un esclavo joven y guapo, Gambo, comienza con Zarité una relación apasionada, que no le gusta a Valmorain, pero Gambo huye a las montañas para sumarse a la rebelión que se prepara contra los blancos y que acabará con la isla. Los protagonistas se salvan en medio de terribles episodios de violencia y huyen a Luisiana, entonces colonia francesa.

Zarité tuvo una hija con Valmorain, de nombre Rosette, que apenas parece cuarterona, sino de raza blanca. Esa niña es, además de muy bonita, inteligente, entradora y de ella de enamora Maurice con amor infantil, que pasados años sin verse, rebrotará con violencia. Se educa con las ursulinas y aprende de todo. Maurice es enviado a Boston por una pelea con su madrastra, la nueva esposa de su padre Valmorain, que no traga al chico.

La primera parte de esta novela termina con las sublevaciones de los negros esclavos que logran hacer huir a los amos blancos y queman sus haciendas. Napoleón envía tropas para dominar la sublevación de esa colonia francesa, pero no lo logra, en buena parte por las fiebres de todo tipo que matan a miles de soldados. Surge así Haití, el primer estado independiente de las Antillas y Sudamérica.

Y aquí es donde uno se pone a pensar en esa aberración histórica que ha sido la esclavitud y que ha afectado a toda la historia humana conocida. La economía antigua dependía en buena parte del trabajo esclavo. Ahí es donde se ve el pecado original, el poder del demonio, la maldad del ser humano… como quiera que se le quiera denominar a esa aberración que es dominar a seres humanos de esa forma absoluta. Parece mentira que culturas tan adelantadas para su tiempo como la griega y la romana hayan aceptado la esclavitud y, mucho peor, que la Iglesia fue tolerante y se tardaron siglos en reconocer que esto iba de frente contra Jesucristo y su mensaje. Será Gregorio XVI en 1838 quien prohibirá el tráfico de esclavos a los cristianos bajo pena de excomunión. Hoy día la trata de blancas y el trabajo infantil se aproximan bastante a esa vergüenza de la humanidad.

La segunda parte de la novela se desarrolla en Louisiana, a donde van a parar muchos de los hacendados que han huido de Santo Domingo. La nueva esposa de Toulouse Valmorain, Hortense Guizot, se hace insoportable por su deseo de dominarlo todo, por su envidia de Zarité y de todas las mujeres bellas. Impone su voluntad a su marido en todo, así que el adolescente Maurice escapa a Boston, aunque deja con dolor a Rosette, su hermanastra, con quien tiene una correspondencia muy frecuente en clave amorosa.

En la capital, New Orleans, van apareciendo personajes variados que se suman a la trama. De los más importantes es el padre capuchino Père Antoine, que todos veneran como santo y que ayuda a todo el mundo, sin importarle raza, religión o clase social. Zacharie, mulato apuesto y jefe de empleados del intendente, se enamora de Zarité y ella de él, se casarán y tendrán hijos. Parmentier, el gran médico, que aprendió mucho de la curandera Tante Rose y que tuvo que ocultar en Santo Domingo a su familia, porque no eran blancos. Sancho García del Solar, cuñado de Valmorain por su antigua esposa española, hombre muy simpático, tarambana derrochador, que se gana a todo el mundo con su alegría y sus anécdotas.

En el final de la novela ocurre una muerte muy dolorosa, causada por Hortense Guizot, que cumple bien su papel de antagonista de todos. Isabel Allende ha sabido involucrar al lector en el aprecio o rechazo de los personajes y uno siente lo que va pasando como si lo viera en una película. Gran novela la de esta chilena nacida en Lima, que comenzó su producción novelística de joven cuando vivía en Caracas y que es el autor en español más leído en el mundo: 21 libros que han vendido 65 millones de copias en 35 idiomas. Allende ha merecido alcanzar las cumbres del premio Nobel, que tal vez le otorguen pronto.

Agosto 2020

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