BAUDOLINO
Umberto Eco
Barcelona, Editorial Lumen, 6ª ed. 2001 (1ª en 2000), 531 p.
En su idioma original esta novela de Eco tuvo tanto éxito como en sus traducciones: varias ediciones en un año. Y nos tenemos que preguntar por qué, si es por la trama, por los personajes, por el trasfondo medieval en el que ocurre la novela. Y ese trasfondo es muy cuestionable, tanto desde el punto histórico como religioso, algo que se ve que es pretendido por el autor para llevar al lector a la admiración o al rechazo, al entretenimiento o al aburrimiento, en cualquier caso, para que no deje la novela a un lado.
El personaje principal, Baudolino, de origen italiano, cuenta su biografía a un interlocutor, Nicetas, de origen griego. Ambos son recursos inventados sobre una trama histórica en la que los monarcas y papas que aparecen son históricos, aunque sus hechos y aventuras son imaginarios.
Pero aparte de los hechos y aventuras, el trasfondo es lamentable: los monjes y obispos son lujuriosos, ávidos de poder, aliados con quien más les convenga, muy lejos de una fe que a la que nominalmente pertenecen; las leyendas del preste Juan y del santo Grial impulsan al engaño, el robo y la mentira; el supuesto hallazgo de las momias de los tres reyes magos deja en mal lugar a los sepulcros de la catedral de Colonia; muchas reliquias se fabrican para luego venderlas, en fin… ¿Es que Umberto Eco quiere dejar en mal lugar a religiones como el cristianismo y el nestorianismo, tratándolas con el mismo rasero? Los personajes se confiesan creyentes, pero sólo en función de obtener más dinero, más placer, más poder. La fe como tal les importa muy poco y no influye en sus vidas.
Contradiciendo este enfoque, el autor presenta personajes que discuten con gran tino sobre las herejías arrianas y nestorianas, y en el viaje para descubrir la tierra del Preste Juan, Baudolino encuentra una bellísima doncella que le habla con un conocimiento teológico fuera de serie. He aquí parte de la conversación sobre la esencia de Dios, el origen del mal, la ambigüedad de la libertad:
“Claro, Baudolino, Dios es lo más perfecto que pueda existir ¡pero si tu supieras qué esfuerzo ser perfecto! Ahora, Baudolino, te digo quién es Dios, o mejor dicho qué no es. Dios es el Único, y es tan perfecto que no se parece a nada de lo que es y a nada de lo que no es; no puedes describirlo usando tu inteligencia humana, como si fuera alguien que se enfada si eres malo o que se ocupa de ti por bondad; alguien que tiene boca, orejas, rostro, alas, o que es espíritu, padre o hijo, ni siquiera de sí mismo. Del Único no puedes decir que está o que no está, todo lo abraza, pero no es nada; puedes nombrarlo solo a través de la desemblanza, porque es inútil llamarlo
Bondad, Belleza, Sabiduría, Amabilidad, Potencia, Justicia, sería lo mismo decirle Oso, Pantera, Serpiente, Dragón o Grifo, porque, digas lo que digas al respecto, no lo expresará jamás. Dios no es cuerpo, no es figura, no es forma, no tiene cantidad, cualidad, peso o ligereza; no ve, no oye, no conoce desorden o perturbación, no es alma, inteligencia, imaginación, opinión, pensamiento, palabra, número, orden, tamaño; no es igualdad y no es desigualdad, no es tiempo y no eternidad, es una voluntad sin finalidad. Intenta entender, Baudolino, Dios es una lámpara sin llama, una llama sin fuego, un fuego sin calor, una luz oscura, un retumbar silencioso, un relámpago ciego, una calígine luminosísima, un rayo de la propia tiniebla, un círculo que se expande contrayéndose en el propio centro, una multiplicidad solitaria, es… es… – titubeó para encontrar un ejemplo que convenciera a ambos, ella la maestra, él el alumno –. Es un espacio que no es, donde tú y yo somos lo mismo, como hoy en este tiempo que no discurre.” (p. 431-2)
Es admirable el número de lugares que aparecen, todos con sus nombres medievales, así como palabras y expresiones que intentan imitar las de entonces, algo nada fácil, por cierto. En el viaje hacia Oriente, donde supuestamente están las tierras del Preste Juan, aparecen toda clase de animales monstruosos y de seres humanos extraños, que sin embargo les ayudan a proseguir un viaje tan singular. Desde lueg9, la imaginación de Eco no tiene medida: aparecen seres humanos sin cabeza, con los ojos y la boca en el pecho, otros con una sola pierna, que la usan para taparse del sol además de dar saltos veloces. Hipatia, la hermosa doncella de la que se enamora Baudolino, tiene piernas y pies de cabra… ¿qué más? Al final, lo que faltaba: Baudolino se convierte en estilita para pagar el crimen (que no cometió) de haber asesinado a su padrastro Federico, Vive meses sobre una columna y es venerado allí, pero luego baja y emprende el camino ¿hacia dónde? Que el lector le proponga una meta tan estrambótica y se digne acompañarle, parece que quiere Eco.
La contraportada hace un juicio muy laudatorio de esta novela enigmática:
“En su nueva novela, Umberto Eco regresa a la Edad Media, con un vasto fresco narrativo, donde se conjugan elementos de la novela histórica con otros propios del relato de intriga, de aventuras o del género policíaco.
En una zona del bajo Piamonte donde, años después surgirá Alejandría, Baudolino, un pequeño campesino, fantasioso y embustero, conquista a Federico Barbarroja y se convierte en su hijo adoptivo. Baudolino fabula e inventa, pero, casi milagrosamente, todo aquello que imagina genera Historia. Así, entre otras cosas, crea la mítica carta del Preste Juan, que prometía a Occidente un reino fabuloso en el lejano Oriente, gobernado por un rey cristiano, una carta que ha nutrido la imaginación de muchos viajeros posteriores, entre los que se cuenta Marco Polo. Empujado por la invención de Baudolino, Federico emprende un viaje, con el pretexto de hacer una cruzada, para restituir al Preste Juan la más preciosa reliquia de la cristiandad, el Santo Greal. Federico morirá durante el viaje, en circunstancias misteriosas, pero su ahijado continuará hacia aquel reino lejano,
entre los monstruos que han habitado los bestiarios del medioevo y vicisitudes llenas de magia y hechizo durante las que vivirá un delicado episodio amoroso con la más singular de las hijas de Eva. Narrada a Nicetas Coniates, historiador bizantino, mientras Constantinopla arde saqueada por los cruzados, la historia nos reserva aún algunas sorpresas y un final verdaderamente inesperado.
Aventura picaresca, novela histórica, relato de un delito imposible, narración fantástica, teatro de invenciones lingüísticas hilarantes, este libro es una celebración del mito y de la utopía”.
Noviembre 2020.