LOS LÍMITES DEL CRECIMIENTO
Donnella H. Meadows, Dennis L. Meadows, Jørgen Randers, William W.Behrens III
México, Fondo de Cultura Económica, 1972, 253 p.
Como se lee en Wikipedia, se trata de “un informe encargado al MIT por el Club de Roma que fue publicado en 1972, poco antes de la primera crisis del petróleo.”
“Problema central que el estudio plantea: el de la capacidad del planeta en que convivimos para hacer frente, más allá del año 2000 y bien entrado el siglo XXI, a las necesidades y modos de vida de una población mundial siempre creciente, que utiliza a tasa acelerada los recursos naturales disponibles, causa daños con frecuencia irreparables al medio ambiente y pone en peligro el equilibrio ecológico global – todo ello en aras de la meta del crecimiento económico, que suele identificarse con bienestar.” (Prólogo de Víctor Urquidi)
Después de 50 años de estos avisos, la humanidad ha empeorado: “La ciencia y la tecnología han acarreado la amenaza de la incineración termonuclear tanto como la salud y la prosperidad; el aumento de población y el movimiento hacia las ciudades han originado nuevos y más humillantes tipos de pobreza y un escuálido urbanismo, con frecuencia estéril en términos culturales, ruidoso y degradante; la electricidad y la energía motriz han aligerado el peso del trabajo físico, pero también han borrado también la satisfacción que ese trabajo produce; el automóvil trae libertad de movimiento, pero también el fetichismo de las máquinas y el veneno en las ciudades.” […] “La principal labor de la investigación del MIT consistía en examinar en un contexto mundial las interdependencias e interacciones de cinco factores
críticos: el crecimiento de la población, la producción de alimentos, la industrialización, el agotamiento de los recursos naturales y la contaminación. (Presentación: Alexander King, Saburo Okita, Aurelio Peccei, Eduard Pestel, Hugo Thiemann, Carroll Wilson).
El modelo que siguen los autores para analizar la realidad y proponer cabios se basa en cinco tendencias de interés mundial que se interrelacionan: la acelerada industrialización, el rápido crecimiento demográfico, la extendida desnutrición, el agotamiento de los recursos no renovables y el deterioro del medio ambiente.
“La relación entre los límites del planeta y las actividades del hombre está cambiando. Las curvas de crecimiento exponencial añaden anualmente millones de personas y miles de millones de toneladas de contaminación al ecosistema. El mismo océano, que algunas veces pareció ser prácticamente inagotable, pierde una tras otra especie de sus animales más útiles en términos comerciales. Entre las especies comerciales que escasean están el arenque escandinavo, el sábalo y el bacalao del Atlántico”. (p. 190) “La fe en la tecnología, como solución última a todos los problemas, puede distraer nuestra atención del problema de base – el problema del crecimiento en un sistema finito – e impedir que emprendamos una acción efectiva para resolverlo”. (p. 194)
Conclusiones de este trabajo:
1) Si se mantienen las tendencias actuales de crecimiento de la población mundial, industrialización, contaminación ambiental, producción de alimentos y agotamiento de los recursos, este planeta alcanzará los límites de su crecimiento en el curso de los próximos cien años. El resultado más probable sería un súbito e incontrolable descenso tanto de la población como de la capacidad industrial.
2) Es posible alterar estas tendencias de crecimiento y establecer una condición de estabilidad ecológica y económica que pueda mantenerse durante largo tiempo. El estado de equilibrio global puede diseñarse de manera que cada ser humano pueda satisfacer sus necesidades materiales básicas y gozar de igualdad de oportunidades para desarrollar su potencial particular.
3) Si los seres humanos deciden empeñar sus esfuerzos en el logro del segundo resultado en vez del primero, cuanto más pronto comiencen a trabajar en ese sentido, mayores serán las probabilidades de éxito.
Hay muchos factores impredecibles que alteran la probabilidad de que esos cálculos acierten. Por mencionar sólo unos pocos en este comienzo de 2024, señalo las guerras de Rusia contra Ucrania y de Hamás contra Israel; la persistencia de gobiernos dictatoriales como el de Nicaragua, Cuba y Venezuela que hacen retroceder las cifras de crecimiento hasta límites de pobreza general (algo que no era previsible hace 50 años); las migraciones de millones de habitantes de Siria, Centroamérica, Venezuela, Haití y muchos países más; las crecientes evidencias de cambio climático, que han producido sequías o por el contrario inundaciones, y han favorecido incendios terribles como en Chile o en el norte de Colombia. Todos estos factores afectan tanto el crecimiento poblacional como el económico, estancándolo e incluso haciéndolo disminuir.
Como la tierra es finita, la producción de alimentos no puede crecer a un ritmo mayor del que crece la población. La contaminación con desechos está afectando fuertemente a la pesca, e incluso deriva en enfermedades para los seres humanos. El plomo, el mercurio, el asbesto, los plaguicidas estables y los radioisótopos causan enfermedades. El nivel de vida de los grandes millonarios no es traspasable para la gran mayoría de la población, porque agotaría la tierra en una generación.
“¿Es que forzosamente el futuro del sistema mundial ha de ser el crecimiento y luego el colapso de una aciaga existencia vacía? Sólo si hacemos realidad la hipótesis inicial de que no se modificará la manera actual en que hacemos las cosas. Tenemos amplia evidencia del ingenio y de la flexibilidad social de la Humanidad. Desde luego que existen cambios posibles en el sistema, algunos de los cuales ya están ocurriendo. La Revolución Verde empieza a producir sus beneficios agrícolas en países no industrializados. El conocimiento acerca de los métodos de regulación de la natalidad se extiende apresuradamente.” (p. 160)
“Cualquier actividad humana que no exija un flujo muy grande de recursos irreemplazables, o produzca una aguda degeneración ambiental, podría seguir creciendo indefinidamente. Podrían florecer en particular las actividades humanas que muchos consideran como los objetivos más apetecibles y satisfactorios – la educación, el arte, la música, la religión, la investigación científica básica, los deportes y las interacciones sociales”. (p. 219)
“Actualmente, mucho más que antes, el hombre tiende al crecimiento continuo y con frecuencia acelerado – de la población, de la ocupación de tierras, la producción, el consumo, el desperdicio, etc. – suponiendo ciegamente que su medio ambiente permitirá esa expansión, que otros grupos cederán, o que la ciencia y la tecnología desplazarán los obstáculos.” (p. 239)
Estamos por tanto en un punto de no retorno, tanto desde el punto de vista poblacional como climático o de recursos. ¿Cómo hacérselo ver a los que gobiernan el mundo? El Papa Francisco ha hecho su aporte, bien importante por venir de la máxima autoridad de la Iglesia, con Laudato sí y luego con Laudate Deum, que señalan con precisión las causas del cambio climático y los responsables. Las conferencias internacionales sobre el clima no llegan a acuerdos vinculantes y, si llegan, los gobiernos no los cumplen. Un cambio ético es fundamental, tanto en los que rigen las naciones como en los medios de comunicación. ¿Estamos pidiendo algo imposible? Dios quiera que no sea demasiado tarde.
Febrero 2024