Barcelona, Planeta, 2010, 268 p.
Javier Reverte es bien conocido por sus libros de viajes, en los que narra acontecimientos antiguos y actuales de los países que visita, siempre mostrando los abusos humanos en la historia. En esta novela también describe abusos, pero de un género demasiado común por desgracia: el machismo del hombre casado que maltrata a su mujer, los jueces que hacen poco caso de las mujeres maltratadas – “porque algo habrán hecho” –, la destrucción que causan los traficantes de droga en tanta gente joven.
Francisca Romero, mujer guapa, atractiva, de origen gitano, se enamora siendo adolescente de un chulo de barrio, Rubén, muy hábil como plomero pero violento en su relación con ella. Paquita revive con él lo que vio ocurrir en su propia familia, en la que su padre maltrataba a la madre. Murió el padre en un accidente junto con su hermano menor y ella se quedó sola con la madre. Paquita sale en estado y tiene a Jonathan, único motivo de consuelo y satisfacción en su vida de sufrimiento. Pero el niño crece temiendo al padre maltratador, borracho y jugador, que descubre el dinero que consigue su mujer para alimentar al hijo común, y la maltrata y se lo roba para jugárselo. Paquita es muy popular en el barrio y la llaman Mamá Romero.
Cuando Jonathan se hace adolescente, se hace también drogadicto y su madre sufre doblemente, hasta que decide matar al rumano jefe de los traficantes, el Coyote, después de haber sido violada por él en varias ocasiones. Le confiesa todo a Nicolás, comisario de la policía, muy apreciado en el barrio, y él le persuade de no decir a nadie que preparó su muerte. Una abogada feminista le aconseja asegurar que fue en legítima defensa, y así lo hace en el juicio. Antes, se ha hecho famosa cuando los medios descubren que es una mujer valiente, y que tomarse la justicia por su mano era la única forma de acabar con la drogadicción del hijo. La novela termina con la absolución de Mamá Romero por un tribunal popular y la mejora del hijo con un tratamiento contra la dependencia de la droga.
Es una novela que se puede considerar como de denuncia del machismo, tan frecuente todavía entre nosotros. Tiene tintes antipolíticos y antieclesiásticos, porque el cura que aparece se muestra intolerante y cerrado de mente; pertenece a los kikos, trata mal a Paquita y tiene una mentalidad clasista. La diatriba sobre cómo hay que entender la ley cuando es ineficaz y si se puede o no tomarse la justicia por propia mano, también es interesante.
El lenguaje es cálido, muy acertado y preciso para retratar estados interiores de duda y de desengaño. Gran novela.
Junio 2014