EL DIBUJANTE DE NUBES
Richard Rayner
Madrid, Alfaguara, 2001, 560 p.
Una historia que une dos polos geográficos diferentes, Finlandia y Estados Unidos, que se desarrolla en las primeras décadas del siglo XX. Los que unen ambos polos son varios personajes: Esko Vaananen, el protagonista, nacido en Finlandia, joven y valioso arquitecto que logra hacer realidad sus proyectos de rascacielos tanto en su tierra natal como en el país que lo recibe. Timo, el padre de Esko, luchador social convencido de la necesidad de instalar la revolución bolchevique en Finlandia. Katherina Malisheva, la bellísima rusa, el gran amor de Esko durante toda su vida, al que estaba dispuesto a sacrificarlo todo. Kate es una mujer valiosa y decidida, que atraviesa situaciones durísimas, y que se rinde ante un destino que es superior a ella y a sus planes. Anna, la mujer finlandesa de Esko, que le da su amor, su comprensión y un hijo. El viejo arquitecto Kirby, al que rescata el joven Esko de su abulia y le hace creer en su genio. Kalliokoski, el pastor luterano, que cuida a Esko como un padre los primeros años de su vida. Joseph Lazarus, el ambicioso arquitecto de origen alemán, que aparecerá en varios momentos de la vida de Esko para su mal. Klaus, el amigo fiel, que sucumbirá en la revolución finlandesa contra el invasor bolchevique. Paul Mantilini, el gangster y mafioso de origen italiano, hermanado con Esko por vínculos que van más allá de la justicia y el poder. Andrew McCormick, el millonario, que oculta un carácter violento bajo una apariencia de indiferencia y buen vivir.
La historia se desarrolla por varias décadas, con pasajes muy duros, como la infancia de Esko y su difícil relación con su padre, o los avatares de la guerra civil finlandesa, de los que Esko se salva milagrosamente, gracias a su amigo Klaus. También hay escenas constructivas, como las relaciones de amistad, o los grandes rascacielos que entusiasman a los arquitectos. Pero la trama de la historia se apoya sobre todo en la relación por momentos imposible entre Esko y Kate, que cobra tintes de tragedia y que se eleva a veces a sublimidades heroicas, más allá de la razón y el instinto. La intensidad crece por momentos, a veces decrece y casi desaparece, pero siempre resuena en el fondo como una música estremecedora. Los hechos sangrientos se suceden sin respiro, entremezclados con situaciones amorosas y escenas de gran belleza plástica. Las ambiciones humanas se muestran al crudo. Rayner describe situaciones límite con gran facilidad, tanto las que ocurren en lo alto de un rascacielos como las que se desarrollan en el interior del alma humana. Es maestro del diálogo, conoce muy bien las pasiones que mueven a los hombres y sabe presentar los caracteres femeninos sin caer en estereotipos.
La novela es larga, pero el tiempo al leerla pasa sin sentir.
Julio 2003
