KAFKA EN LA ORILLA
Haruki Murakami
México, Maxi Tusquets Editores, 2008, 712 p.
El protagonista de esta novela, típica de Murakami, se llama Kafka Tamura, con el nombre del famoso escritor checo. ¿Por qué? Como dice Rubén Loza Aguerrevere, “Kafka se ha convertido en el mayor recordatorio de los absurdos del siglo XX y de los que seguimos viviendo. Nacido hace 130 años (el 3 de julio de 1883) el afán de oscuridad de Franz Kafka ha sido inútil. Su apellido originó el término “kafkiano”, que nos permite definir situaciones insólitas, singulares, extravagantes, como las de sus libros.”
No sólo las situaciones son insólitas, sino la trama completa es kafkiana. El que Nakata, y luego Hoshino hablen con los gatos y estos les orienten hacia lo que deben hacer; la madurez insólita del joven de 15 años Kafka, que se va de la casa paterna y atraviesa peripecias en las que se introduce en un mundo irreal que no es creación de su mente, sino que existe en una dimensión distinta; sus amores con la señora Saeki, cincuentona directora de una famosa biblioeca, y su enamoramiento de ella misma cuando era una adolescente de 15 años; el padre del joven, famoso escultor que persigue a los gatos para cortarles la cabeza y que exige a Nakata que lo asesine… son algunas de las muchas situaciones “kafkianas” en las que abunda la novela. Los personajes viven en el momento presente, pero algunos de ellos pasan a un mundo irreal en el que no cuenta el tiempo ni el espacio, y los recuerdos se van borrando.
Satoru Nakata fue un niño normal hasta los 9 años, pero luego tuvo un accidente que lo convirtió en un oligofrénico especial, con gran dificultad para relacionarse con todos, menos con los gatos. Pero también sabe hacerse amigo de Hoshino, camionero joven que lo ayuda a salir de Tokio y que lo llega a admirar profundamente. Kafka Tamura ingresa en un bosque tupido, en el que le han advertido que no ingrese, y en él se encuentra con dos soldados extraviados (en la guerra hace 60 años), que le conducen a una morada en la que tiene que decidir si se queda en ese mundo de ensueño o regresa a la vida real. Escoge esto último no sin esfuerzo y allí concluye el paseo que nos da la novela por esos mundos irreales, que a veces cobran más realidad que la vida misma.
Julio 2013