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LA HIJA DEL MONZÓN

Shilpi Somaya Gowda

Barcelona, Planeta 2012, 431 p.

 

La autora de esta novela nació en Toronto, hija de padres que vinieron de Bombay (Mumbai). De ahí el conocimiento tan profundo del ambiente y de la cultura de la India, reforzado personalmente por el trabajo de un año de voluntaria en un orfanato de Hyderabad, estancia que le inspiró la trama de esta bonita novela.

Una joven californiana, Somer, se casa con un compañero de estudios de Medicina, Krishnan, que es un brillante estudiante indio; ella se especializa en pediatría y él llega a convertirse en un neurocirujano de fama. Pero no tienen hijos, porque Somer, después de dos abortos, sufre una menopausia adelantada. Esto les mortifica hasta que deciden adoptar una niña en la India, Asha de nombre. La niña ha sido entregada al orfanato recién nacida, porque su madre, Kavita, teme que le pase lo mismo que a la primera que tuvo, que fue desechada por el padre, Jasu, por no haber sido varón. Krishnan viaja con su esposa a la India después de 8 años para reencontrarse con su familia y hacer los trámites de adopción. Sus familiares le reciben contentísimos y muy orgullosos de él, pero Somer sufre un choque cultural tremendo y se siente abandonada en ese país por el que siente un profundo rechazo. No entiende la suciedad y el desorden, la intromisión de los familiares, el peligro que corre una mujer si va sola por las calles.

La novela va relatando los avatares de las dos familias, el crecimiento económico de la familia campesina de Kavita y Jasu, que emigran a Mumbai para salir de la miseria, algo que consiguen sobre todo por el hijo Vijai, que se convierte en traficante de drogas, a pesar de la educación que le dan sus padres. En California la niña Asha va creciendo, más apegada al padre que a la madre, que sufre por eso; cursa carrera de comunicación para convertirse en una estimada reportera del Times, y gana un premio para hacer un reportaje en la India. Viaja a su tierra de nacimiento y busca desesperadamente a sus padres biológicos, pero no los encuentra aunque está cerca de hacerlo.

La novela presenta aspectos muy interesantes dentro de una trama emotiva hasta el final. La expresión de los sentimientos es sobria y conmovedora a la vez. Las mujeres de la novela pasan por todas las situaciones emotivas posibles derivadas de la muerte de seres queridos y del afecto o desafecto entre ellas. Los hombres son más sobrios. El conocimiento de la cultura india es apabullante, especialmente de las comidas y de los vestidos de las mujeres, las mil formas que adopta el sari; las relaciones familiares, tan incluyentes y pegajosas, muy distintas de las occidentales. Los ritos funerarios religiosos, el hinduismo siempre presente… Son innumerables las palabras gujeratis que adornan las expresiones. Los contrastes entre las sensibilidades de la India y de USA, los valores tan distintos, la manera de enfocar la vida. La autora se mueve en ambas culturas y muestra las dos caras de ellas, sin decantarse por una o por otra. Uno se siente arrastrado a ese mundo, lejano y cercano a la vez, qué maravilla.

Creo que el título original de la obra, “Secret daughter”, corresponde mejor al contenido que el título de la traducción al español.

 

Septiembre 2013

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