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LA SOMBRA DEL VIENTO

Carlos Ruiz Zafón

Barcelona, Editorial Planeta, 15ª reimpr. 2008 (1ª en 2006), 569 p.

 

Magister tenebrarum podría muy bien llamarse a este autor. Oscuridad y tinieblas en las mansiones abandonadas donde transcurren la mayoría de las escenas. Personajes que vagan al amparo de las sombras de sus noches interiores. Tiempos de desolación y espanto. Rostros quemados, ocultamientos, disfraces. Todo confluye en una trama oscura e imprevisible, donde se anudan hechos de sangre y misterio entrelazados por personajes que uno quisiera olvidar. Pocos se salvan, y el que menos Fumero, el maestro del horror, del rencor, la envidia y la maldad, un hombre que sólo vive para la crueldad y la venganza, un hombre que mata por encargo y por el placer de hacer sufrir y ver morir.

Julián Carax, el protagonista que solo aparece en persona en la última parte de la trama, escritor de novelas sin fortuna, enamorado de adolescente de una muchacha imposible, hijo supuesto de un sombrerero que lo desprecia, se convertirá después del incendio provocado por él y que le desfigura la cara, en uno de sus personajes más repulsivos – Laín Coubert – el diablo en persona. ¿Por qué provoca el incendio? Para quemar un almacén donde reposan miles de sus novelas sin vender, símbolo del fracaso de su vida. Enamorado sin remedio de Penélope, hermana de un compañero de estudios de familia rica, con la que pretende huir a París y hacer una vida lejos de su mundo pequeño y desabrido.

Ricardo Aldaya, rico industrial barcelonés, lúbrico y orgulloso, que dilapida lo que ha heredado de su familia, a la que destroza moral y materialmente y que muere en cubierta de un barco huyendo de sí mismo hacia la Argentina. Su hijo Jorge, una piltrafa humana, muere años más tarde en París intentando vengarse de Julián, antiguo compañero de colegio por sus amores con su hermana Penélope.

Daniel Sempere, el protagonista inicial de 10 años, encuentra una novela de Julián Carax en el Cementerio de los Libros Olvidados. Le ha llevado allá su padre, un librero que conoce el lugar y que le intima secreto a su hijo. La novela se llama La Sombra del Viento, que es la que el lector tiene en sus manos, una manera ingeniosa de implicarle en la trama. Daniel se ve envuelto en la búsqueda de su autor, que se le aparece varias veces como un espectro en sitios tenebrosos y noches sin luna. Pero Daniel prosigue en su empeño a medida que crece y va descubriendo a los personajes e implicándose en un terreno peligroso y resbaladizo, del que no sabe si saldrá con vida. De niño se enamora de Clara, una invidente que le dobla en edad. De adolescente se enamora de Beatriz, hermana de su compañero Tomás Aguilar, pero su amor se desarrolla exactamente igual al de Julián y Penélope. ¿Es que se repite la trama con otros protagonistas?

Nuria Monfort es la protagonista de la segunda parte de la novela, la mujer que se enamoró de Julián aun sabiendo que él tenía su mente y su corazón en la lejana Penélope. Ella lo va a cuidar en los peores momentos del desfigurado Carax y va a morir de la manera más terrible e injusta por las intrigas y manos de Fumero.

Protagonistas de gran calidad humana son Miquel Moliner, amigo de Julián desde los estudios en el mismo colegio de jesuitas, y Fermín, el mendigo rescatado de la miseria, perseguido político de Fumero, y que se muestra como un hombre lleno de ingenio y de bondad.

Pero no sigamos con otras figuras. La novela termina bien, haciendo equilibrios para que el lector no se horrorice. Fumero tiene el final que se merece, aunque casi arrastra por delante de sí el ciento y la madre. Daniel sí consigue el amor en Bea y Julián – espectro o realidad, quién sabe – se alegra de vivir en él lo que él no pudo alcanzar.

El estilo es original y agradable, lleno de metáforas originales cuando describe los atardeceres o amaneceres de esa Barcelona que le cautiva. Los diálogos dicen lo que tienen que decir y ayudan a enmarcar a los personajes en su mundo interior, a veces demasiado reservado. Gran novela, sin duda.

Septiembre 2014

 

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Comentarios
  • Manuel
    Responder

    Gran libro, he de admitir que poco me acuerdo de la historia. Si que recuerdo una de las últimas escenas que se desarrolaba en el Tibidabo en una casa de ricos. Lo de introducir el título de la novela dentro de la misma historia, y además darle paralelismo a ambos personajes es una genialidad del escritor.

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