SUZANNE LA PLEUREUSE
Alona Kimhi
Paris, Gallimard, 2001, 385 p.
Susana la llorona es una muchacha acomplejada por su falta de belleza, porque piensa que nadie se fija en ella y nadie la podrá querer nunca. Perdió a su padre muy pronto, el ser que más la consentía de niña, y sólo le quedó la madre, con la que tiene una relación ambigua de identificación amorosa, pero también de rechazo, aunque éste último sea menos importante. Susana llora por todo, se siente alejada de todos, pero tiene una capacidad de análisis asombrosa de sus estados de ánimo y un poder de observación muy penetrante sobre los demás. Analiza minuciosamente sus gestos, el tono de su conversación, los silencios, los sobrentendidos y malentendidos… todo pasa por el tamiz de una inteligencia detallista que siempre está girando en torno a su mundo interior. Susana querría ser otra mujer, pero no puede; una y otra vez se sumerge en el agujero oscuro del menosprecio de sí misma, para el que no encuentra justificación.
Describe así el origen de su mundo pequeño, lloroso y extraño:
“Trato de acordarme cuándo he aprendido a decir “no” a la vida, esta vida que es un producto tan deseado por otros. Cuándo he decidido cerrar de una vez por todas y herméticamente la puerta de hierro de la caverna en la cual vivo y desde donde inspecciono la vida con la ayuda de un periscopio. No tengo respuesta. Desde el tiempo en que estoy aquí, sobre nuestra tierra pecadora, encuentro instantes, briznas de decisiones claras. Veo cambios. Un saber más profundo. No tengo datos.
Muy lejos, en la aurora de mi infancia que se aleja cada vez más, he comprendido que el mundo era un lugar espantoso. No he sufrido crueldades o vivido traumatismos que hubieran debilitado los cimientos del optimismo ilustrado sobre los que se suponía que yo iba a construir lo restante de mi vida. Mi biografía es gris y banal, sin dramas ni experiencias del mal que endurecen el corazón. Nunca he sido golpeada, humillada, torturada o rebajada más allá de las cosas cotidianas que son el lote de cada uno de nosotros. Mis padres fueron de lo más amable y no puedo encontrar verdaderos responsables en las lagunas bien humanas de su educación.
Entonces, ¿cuándo ha comenzado a formarse en mí ese feto de la renuncia? ¿Quién ha orientado mi camino hacia ese lugar en el que me encuentro en este momento y de donde contemplo la vida como un cuadro en una exposición?”
Vive en Ramat-Gan, no lejos de Tel Aviv, a donde emigró su familia en los años cincuenta. Su madre y ella comparten la vida con dos vecinos, Nehama y Armand, él más bien circunspecto, ella más impulsiva y entrometida. Pero el panorama cambia radicalmente cuando llega de los Estados Unidos Naor, que es sobrino de Ada, la madre, y por tanto primo de Susana. Naor es tratante de pinturas, compra y vende cuadros de pintores rusos famosos, que se desprenden de ellos para sobrevivir. Pero Naor tiene muchas facetas que va descubriendo Susana: es guapo, atractivo, artista, tiene éxito con las mujeres, pero también es adicto a la droga, jugador y tramposo. Susana se enamora de él aunque no quiera confesárselo a sí misma, y eso es un motivo más para su llanto. Él quiere sacarla de ese estado y lo logra llevándola a pasear, a ver cine, a la playa, pero sobre todo revelándole su propio mundo interior, ignorado por todos, ahora confesado a Susana.
Pero resulta que él no es lo que aparenta ser, sino un truhán peligroso, endeudado y estafador, ladrón incluso de sus padres. Susana se entera después de que su madre Ada lo expulsa de la casa, pero ella no quiere aceptar esa realidad, – porque es la primera vez que se ha enamorado perdidamente de alguien – y entra en un estado de rebelión psicótica, en el que llega a golpear a su propia madre. Tarda meses en recuperarse, hundida en su mundo, del que le saca pacientemente la madre y una perra, Zaara, de la que antes tuvo pánico y ahora adoración.
Finalmente, ella sale de su estado anímico con la ayuda de su madre y sus amigos y acepta ir a formarse como artista en Rosh-Pina, donde anteriormente había obtenido una beca que había rechazado. Es una nueva vida, no sabemos si una curación definitiva.
Octubre 2014