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Caracas, Editorial Planeta Venezolana, 2015, 246 p.

El hilo conductor de la novela es la enfermedad de Chávez, los rumores, los silencios oficiales, las cadenas presidenciales desmintiendo o aceptando su enfermedad, identificando su suerte con la del pueblo. Él puede enfermarse, pero no morir, porque los mitos no mueren. Chávez crea su propia religión, en la que él oficia de dios creador y redentor. Él es la reencarnación de Bolívar, se le debe culto, impone dogmas.

Este hilo conductor se enlaza con varias historias colaterales. Miguel Sanabria, crítico del chavismo, aunque menos que su esposa Tatiana, antichavista furibunda. En cambio el hermano de Miguel, Antonio, es un chavista acérrimo y convencido; su hijo Vladimir está cerca de Chávez, forma parte de su escolta, viaja con él a Cuba. La novela comienza con la entrega secreta de dos vídeos sobre Chávez en sus últimas horas en La Habana, vídeos que Vladimir entrega a su tío para que los guarde, porque muestran a un Chávez moribundo que destruye el mito de su inmortalidad.

María, la niña de 9 años que aparece en la portada, presencia la muerte de su madre, a la que dos delincuentes disparan para robarle la cartera. La niña se encierra en su casa y vive sola un mes, comunicándose solamente con Rodrigo, un niño de su edad, que ha conocido por internet. Resulta un poco inverosímil cómo una niña tan pequeña pueda desenvolverse como una adulta, con claves bancarias y encargos de comida por teléfono… Decide escaparse con su prematuro noviecito, asunto loco, que no tiene conclusión en la novela.

Andreína Mijares, a quien no le han ido bien las cosas por Miami, decide regresar a su apartamento que lo tiene alquilado. Pero Fredy y Tatiana, padres de Rodrigo y que viven en ese apartamento, no tienen a dónde ir. En la dependencia de la gobernación le recomiendan a la dueña que invada su propio apartamento, pagando a tres mujeres pobres que se dedican a ese “oficio” de invadir locales para sacar a los moradores por la fuerza. Así lo hacen, en escenas chabacanas que constituyen una fuerte crítica al desorden e improvisación del gobierno. Mientras tanto Fredy quiere escribir un libro sobre la enfermedad de Chávez y logra viajar a La Habana, pero le engañan simulando un contacto importante y el servicio secreto cubano le convence por una buena suma de que escriba algo favorable al régimen cubano y que deje bien a Chávez.

Una muchacha norteamericana, Madeleine, estudia el carisma de Chávez y se ha puesto en contacto con Fredy antes de su marcha a Cuba. Quiere ver los videos, pero Fredy los ha hecho desaparecer. Un poco de intriga, de intereses cruzados, de situaciones incómodas en esta Venezuela desordenada, violenta, pobre, que no sabe cómo va a salir del pozo en el que la han sumergido. Es una novela-testimonio, que deja un sabor incómodo y que refleja muy bien el ambiente que se vive en esta antigua “tierra de gracia”.

Enero 2016

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