Barcelona, Editorial Planeta, 2012, 826 p.
Palmira es una ciudad del sur de Siria situada en el desierto, cruce de caminos entre Persia y el Mediterráneo. Hasta allí llegaron las legiones romanas para convertir ese territorio en parte del imperio romano. A finales del siglo III surge una mujer, Zenobia, que durante cinco años se convierte en emperatriz, reconquista la zona hasta Anatolia (hoy Turquía) y se proclama reina de Egipto, como Cleopatra, de la que pretende ser descendiente. Es tan bella que las crónicas dicen que no hubo mujer como ella, de la que todos se enamoran sin remedio. El autor, catedrático de Historia medieval en la Universidad de Zaragoza, ha consultado nada menos que 250 libros y documentos referentes a la historia de Roma y a otras fuentes históricas y mitológicas. La mayoría de los personajes que aparecen están documentados, de manera que este largo relato es una historia novelada.
De la catorceañera Zenobia se enamora Odenato, dux de Palmira, y la hace su esposa. Con ella tiene tres hijos, pero los dos primeros mueren de niños. Cuando muere su marido en una acción guerrera contra sus vecinos sasánidas (hoy Persia), Zenobia se convierte en una emperatriz que desafía las expectativas que todas tienen sobre una mujer: es bellísima, muy inteligente, ambiciosa, muy bien formada en filosofía y literatura. Asombra a todos, porque además es guerrera y va al frente de sus tropas. El autor la presenta como la mujer más completa que ha conocido la historia. Su reinado dura cinco años, porque Aureliano el emperador romano, gran guerrero, conquista Palmira y la lleva prisionera a Roma, exhibiéndola como su mejor conquista.
El emperador le da a escoger: o la ejecuta como piden los senadores romanos, o la casa con un senador viudo. Zenobia escoge esto último y no le va mal en su matrimonio, donde tiene dos hijos. Aquí ya no hay datos históricos, así que el autor concluye la vida de la ex emperatriz con una carta que Zenobia escribe a sus 52 años a su hija Cornelia, en la que resume su vida. La obra de Corral se lee a gusto y uno se traslada imaginativamente a aquellos tiempos tan remotos, que sin embargo han sido importantes para lo que hoy vivimos.
Agosto 2016