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Barcelona, Debolsillo 2016, 582 p.

 

¿Alguna  vez te ha contado un novelista de dónde saca los temas y cómo construye sus novelas? A mí desde luego no, y en esta magnífica obra del escritor cartagenero le vamos siguiendo paso a paso en sus anticipos a la acción futura, sus estudios pormenorizados de planos antiguos, costumbres, vestimentas, trans-portes y un largo etcétera que nos trasladan a fines del siglo XVIII, a la Academia de la Lengua Española de aquellos tiempos, a los esfuerzos por conseguir un ejemplar de la Enciclopédie Française. Se trata de una novela histórica, que se atiene a los hechos fundamentales, aunque el novelista inventa – como debe ser – diálogos y situaciones. Así lo manifiesta en una nota preliminar: “Esta novela se basa en hechos reales, con personajes y escenarios auténticos, aunque buena parte de la historia y de sus protagonistas responde a la libertad de ficción ejercida por el autor”.

¿Y cuál es la historia real? Que los miembros de la Real Academia Española de la Lengua quisieron adquirir un ejemplar de la Enciclopedia Francesa, que estaba prohibida en España, editada en 28 tomos entre 1751 y 1772. Lo hacen con autorización del ilustrado monarca Carlos III y con permiso de la Inquisición. La Enciclopedia es la mayor aventura intelectual del siglo XVIII: 72.000 artículos, 16.500 páginas y 17 millones de palabras que contienen la ideas más revolucionarias de su tiempo, que fueron el germen de la Revolución Francesa y del ocaso de las monarquías absolutas en Europa.

La Academia va a enviar, no sin fuerte controversia interna, a dos de sus miembros a la capital del mundo político e intelectual de entonces, París, y los elegidos son don Hermógenes Molina y don Pedro Zárate, bibliotecario piadoso el primero, y brigadier retirado de la Real Armada el segundo, hombre racionalista no creyente y que – es mi opinión – representa bastante bien el propio pensamiento del autor. Las conversaciones entre los dos a lo largo del largo viaje son de lo más sustancioso e interesante de la novela.

En la Academia no están todos de acuerdo con que se traiga la Enciclopedia. Dos de ellos, contrapuestos en ideología y carácter, contratan a un bandido que haga imposible la compra. Manuel Higueruela, periodista conservador, y Justo Sánchez Terrón, dramaturgo liberal, contratan los servicios de Pascual Raposo, vividor, truhán, ex convicto, y le encargan que haga todo lo posible para que la Enciclopedia no llegue a Madrid.

El seguimiento que hace Raposo de los viajeros se convierte en una novela policíaca. Después de muchos esfuerzos, los académicos logran una edición completa y original, lo cual no era nada fácil, pero Raposo les roba el dinero con que iban a pagarla. El embajador español, el famoso aragonés Conde de Aranda, les presta las 1.500 libras que necesitan, pero Raposo asalta la diligencia y está a punto de tirar los tomos al río. Al final todo termina bien, como lo desea el lector, gracias a la valentía de Zárate y Molina, que se enfrentan a Raposo en un bosque de las Landas francesas camino de la frontera.

Varios personajes de interés adornan el relato: el abate Salas Bringas, del mismo pueblo que Aranda, ardiente revolucionario, ateo militante, aprovechador y cínico, que hace de guía de los académicos en París. Madame Dancenis, bella española ante quien todos se rinden y que coquetea con Zárate. Un amante de madame reta por celos a duelo a Zárate, aunque el asunto no termina en tragedia.

Novela muy digna de leer, interrumpida ocasionalmente por las explicaciones del autor, que resultan entretenidas y aumentan incluso el interés por los acontecimientos

Zaragoza, mayo 2017

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