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BREVES RESPUESTAS A LAS GRANDES PREGUNTAS

Stephen Hawking

Barcelona, Planeta, 2018, 287 p.

Hace poco más de un año, el 14 de marzo de 2018, fallecía Stephen Hawking, uno de los personajes actuales más interesantes y brillantes. Se le declaró el ELA (Esclerosis lateral amiotrófica) cuando tenía 21 años y ha vivido hasta los 76, cuando el tiempo de supervivencia de los que sufren esa enfermedad es de 14 meses desde que se les declara. Talento prodigioso, está enterrado en la Abadía de Westminster entre Newton y Darwin. Fue cosmólogo, astrofísico y divulgador científico y no creyente en ninguna fe religiosa.

Este libro presenta lo que él pensaba sobre las grandes preguntas de la existencia humana: ¿Hay un Dios?, ¿Cómo empezó todo?, ¿Hay más vida inteligente en el universo?, ¿Podemos predecir el futuro?, ¿Qué hay dentro de un agujero negro?, ¿Es posible viajar en el tiempo?, ¿Sobreviviremos en la Tierra?, ¿Deberíamos colonizar el espacio?, ¿Nos sobrepasará la inteligencia artificial?, ¿Cómo damos forma al futuro?

Stephen Hawking fue agnóstico, o mejor, ateo, pero respetuoso de los creyentes. Lo dice claramente en el capítulo ¿Hay un Dios?: “¿Tengo fe? Todos somos libres de creer lo que queramos y mi opinión es que la explicación más simple es que no hay Dios. Nadie creó el universo y nadie dirige nuestro destino. Eso me lleva a una profunda comprensión: probablemente no haya cielo ni vida futura. Opino que creer en otra vida es tan sólo una ilusión. No hay evidencia fiable de ella y va en contra de todo lo que sabemos en ciencia. Creo que cuando morimos volvemos a ser polvo. Pero hay un sentido en aquello que vivimos, en nuestra influencia y en los genes que transmitimos a nuestros hijos. Tenemos esta única vida para apreciar el gran diseño del universo, y me siento extremadamente agradecido por ello”. (pp. 67-8)

Discrepo de él en esa afirmación de que la ciencia es el último criterio de nuestros conocimientos y nuestras certezas. Pero se acerca mucho a otro mundo que no es el de la ciencia, cuando dice que hay un sentido en lo que vivimos. ¿De dónde sale ese sentido? ¿Por qué el conocimiento científico no es lo más excelso en la vida humana? ¿De dónde procede el amor generoso, que no busca una recompensa, que se sacrifica

con alegría, como lo hacen las madres, los hombres y mujeres que dan su vida por los demás?

Fue un hombre noble, respetuoso de los demás y agradecido por la vida, a pesar de las enormes limitaciones que sufrió. Su talento científico, fuera de serie le llevó a admirar cada vez más la construcción de un universo que no se atiene a leyes rígidas, como se concebía en la ciencia tradicional. Se preocupó muy seriamente por el futuro de la humanidad, que puede precipitarse por la aniquilación causada por las armas nucleares o el agotamiento de los recursos naturales y el calentamiento creciente de la atmósfera. Le preocupó también el poderío creciente de la inteligencia artificial, que puede llegar a subyugar la de sus creadores. Confió en el talento del ser humano y pensó que con el avance exponencial de la ciencia seremos capaces de viajar por el espacio y establecernos en otros planetas. ¿Hay seres inteligentes en otras galaxias? No se atreve a pronunciarse afirmativamente, porque no han dado señales de vida, pero quién sabe…

Una obra que despierta mucho interés sobre nuestro futuro como especie humana, y que nos invita a rogar a Dios para que seamos capaces de dar respuestas a esas grandes preguntas, apoyándonos en el gran amor que Él nos tiene.

Zaragoza, julio 2019

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