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UNA EDUCACIÓN

Tara Westover

Barcelona, Penguin Randon House. 2ª reimpresión 2019 (original de 2018), 464 p.

“Esta es una obra de no ficción”, dice la autora. Pero no es fácil escribir sobre la propia vida cuando los parientes que aparecen en ella quedan tan mal, sobre todo los padres. ¿Por qué quedan mal? A un lector de otra cultura le parecería así porque sus padres son mormones fanáticos, pero la autora dice que no escribe una historia sobre el mormonismo u otras creencias religiosas. Lo que va apareciendo es que su padre, esquizofrénico o bipolar – ella no sabe cuál enfermedad padece – ejerce sobre su familia un control absoluto, no permite que ni su esposa ni sus hijos discrepen de él en su interpretación de la realidad. Su imagen de Dios es terrible: todas las desgracias que acaecen a sus hijos vienen de Él y no de su torpeza al educarlos. Él es propietario de un desguace de automóviles y obliga a sus hijos incluso a su hija menor a manejar aparatos peligrosos. Ocurren varios accidentes, pero Dios lo ha querido, según él. Lo mismo ocurre con un accidente, ocasionado por su empeño en conducir temerariamente; él dice que es una prueba que Dios envía.

Tiene 7 hijos, pero no manda ninguno a la escuela, porque la educación oficial es una estratagema del maligno para apartarlos de la verdadera fe. Sólo aprenden lo que la madre les enseña: a leer y escribir malamente y poco más. Los mayores se van de la casa para ver mundo y estudiar en universidades, a pesar de la prohibición paterna, que los considera malditos. De los 7 hijos dos son hembras, Audrey y Tara, que es quien va escribiendo en un diario lo que va viviendo y que luego dejará plasmado en esta autobiografía.

Tampoco permiten los padres que a los hijos les pongan vacunas ni llaman a un médico cuando enferman, porque los médicos son embajadores del diablo. Los curan con las hierbas que va recetando la madre, que se convierte en una experta y llega a ganar mucho dinero con sus recetas, pero sobre todo con su manejo de la chakra y de la energía que es capaz de transmitir. La mujer es también experta en partos, porque ir a parir a una maternidad es sucumbir a los deseos del maligno e ignorar a Dios, que no quiere nada artificial sino ponernos en sus manos.

Tara tiene un hermano, Shawn, que estuvo en la cárcel por la violencia que ejerció contra sus compañeros. Cuando Sara es todavía una niña, Shawn le golpea, la maltrata de mil formas y luego le pide perdón, pero siempre vuelve a la carga contra ella. Tara se queja con los padres, pero le creen más al hijo. Esto contribuye a que vaya creciendo su distanciamiento de la familia, pero también su inseguridad psicológica. Sólo cuando logre salir de ese ambiente para ir a estudiar a Cambridge en Inglaterra, cosa que hace contra la prohibición expresa de sus padres, se independizará del todo. El estudio de la historia le abrirá la mente para siempre y le permitirá conocer el mundo tan pequeño y distorsionado en el que ha vivido.

Al leer esta autobiografía tan dura, se plantea uno muchas cosas: la importancia enorme de una educación familiar basada en valores, en el respeto, en la libertad de conciencia, en la apertura mental, algo que no tuvo la pobre Tara. También se puede apreciar la funesta influencia que el fanatismo religioso ha tenido en la vida de muchas personas. Para el encuentro interreligioso es mucho más importante las enseñanzas que se desprenden de la parábola del juicio final de Mateo 25, que el enunciado de los dogmas de cada religión. Otra cosa: el papel de la mujer subordinada al hombre en todo, va cambiando en las culturas occidentales, pero no en la musulmana. Queda mucho por hacer como raza humana para que no sucumba a los peligros que para su supervivencia entrañan el desprecio a la ecología, el consumismo desmedido, la carrera armamentística nuclear, la destrucción de millones de seres humados que trae consigo la droga. Ojalá que hombres lúcidos como el papa Francisco surjan en todas las religiones  y en todas las culturas.

La portada de la edición española está muy lograda: un lápiz enorme simboliza la educación; una figura pequeñísima se esfuerza por alcanzar la punta, por lograr una educación completa tan difícil de alcanzar en mundos como el que vivió y de donde procede Tara.

Diciembre 2019

 

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