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MUJERES QUE MATAN

Alberto Barrera Tyszka

Cd. de México, Random House Mondadori, 2019. Versión digital 2020, 148 p.

Como dice la contraportada de esta edición digital, “Las mujeres son distintas en todo. Incluso a la hora de morir. Las mujeres son distintas en todo. Incluso a la hora de matar.” Con una sensibilidad única para entender el universo femenino, la novela presenta el suicidio de una mujer de 52 años, Magaly, que ha perdido a su esposo hace poco tiempo. Su hijo Sebastián, que ha huido de esta ciudad violenta, gobernada por el Alto Mando, regresa destrozado y quiere averiguar qué ha ocurrido con su madre: ¿se suicidó porque ya no podía vivir sin su marido? ¿qué significa la última página que dejó escrita, prácticamente ilegible?

Su madre pertenecía a un club literario, donde cinco mujeres se reunían los miércoles para comentar algún libro escogido por turno. Cada vez se hacen más amigas y van confesando su participación en asesinatos cometidos con toda planificación. La hija de Inés fue asesinada en una manifestación, otra fue hecha presa y encerrada durante meses en un cuarto de baño infecto y sin luz. Una tercera fue abusada por su jefe de oficina. Alberto Barrera va llevando al lector de sorpresa en sorpresa al ver cómo todas ellas van preparando con cuidado su venganza en esta sociedad machista y en la que el actual gobierno comete constantemente crímenes que quedan impunes. Eso es algo parecido a lo que se decía de tomarse la justicia por su mano, pero a eso ha ido llevando el gobierno actual para quien la justicia de las leyes le sabe a… Hay por tanto una fuerte crítica a la situación política del país, que nunca se nombra pero que todo el mundo sabe cuál es. Y es curioso que Barrera dijo en una entrevista que él pensaba situar la novela en México, pero las palabras que le salían espontáneas le fueron llevando a la situación de Venezuela. La novela se convierte así en una pintura descarnada de lo que se está viviendo en Caracas en estos años de violencia y destrucción. Todo lo malo se atribuye al “Alto Mando”, forma no tan disimulada de aludir a la destrucción que los dos gobiernos chavistas han causado al alma y a la historia venezolana.

Envuelto en ese aire de novela policíaca, Barrera presenta un universo femenino muy distinto del masculino. Los hombres no entienden la sensibilidad femenina de probarse la ropa una y otra vez, de combinarse ante el espejo, de necesitar la aprobación. Las mujeres dan gran importancia a los olores y se apartan instintivamente de los malos y podridos, mientras que tardan horas en escoger los perfumes. Ellas saben entender las miradas, intercambiarse pareceres y sentimientos. Los hombres aparecen como tardos, romos, lentos para entender el universo femenino, “sus gestos íntimos y sus deseos más oscuros”.

Leer tiene valor terapéutico, ayuda a expresar el mundo interior y a conocer otros mundos. Barrera ironiza sobre los libros de autoayuda, a los que atribuye invenciones que no ayudan.

La narrativa no es lineal, sino que la acción regresa al pasado una y otra vez para hacer más inteligible el presente. Esta novela sorprende constantemente no sólo por el desarrollo de su trama, sino por la manera de dialogar de los personajes. El lector se siente un convidado privilegiado a todo lo que va ocurriendo. El final es inesperado, pero positivo dirían muchos, en el sentido de que el malandro asesino es ajusticiado en plena calle. Cosas que pasan, dirían algunos.

Julio 2020.

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